Una lluvia de madrugada, sorprendió al soldado cuando abrió la puerta. Y justo cuando iba a regresar por una bizarra, su madre lo interceptó con una sonrisa y la bizarra en la mano. “Es triste hijo, pero la lluvia de madrugada siempre trae malos augurios”. “No te preocupes madre. Cuando esté lejos, cambiarás de opinión”.

El soldado, cerró la puerta perdiendo sus ojos en los de su madre que dibujaban unos surcos de lágrimas. Entonces por primera vez en su vida pensó si estaba en lo correcto al dejarla sola. Pero la idea se desvaneció en el aire. Se volvió en contra, y observó el triste horizonte que aparecía despejado de nubes. Miró el mar que sería testigo de su hazaña, y se preguntó si ya se habrían dado cuenta de su traición, si ya el coronel estaría alistando las tropas para buscarlo y degollarlo en medio de la plaza. “Todos son unos inútiles”, se decía. “Solo tengo fe en haber hecho lo correcto”. Empezó a caminar hasta la trocha que desaparece en un embarcadero. “Todo está planeado. La carta dice, que soy yo el único que sabe quién mató al general el día de la marcha, que por mi resguardo y mi silencio, deben dejar un dinero con mi madre y mandarla en barco hasta el Perú, que ella ya sabe a dónde debe llegar. Que me desligo de toda vida militar, y que el secreto de la traición en contra del general jamás saldrá de mi boca. Total, solo el coronel y los capitanes los saben, entonces, ¿por qué alistarían las tropas?, qué ideas estúpidas las mías. Mi silencio, la fuga, la plata, el viaje de mi madre al Perú y punto. Nada más”.

Cuando llegó al embarcadero, solo dos pequeños barcos se disponían a zarpar. Tenía como destino Valparaíso. “¡Mejor!, por ese lado de Chile nunca jode nadie”, se dijo. Subió al barco con un remordimiento aún extraño, y buscó un camarote donde descansar las pesadillas. El sueño se tornó profundo y extraño, y cuando despertó medio ahogado por el cubetazo de agua que le mandaron, observó la mazmorra oxidada, de una prisión que conocía hasta de ciego. El coronel le atizó una bofetada y le dijo. “Yo perdono cualquier cosa. Pero un chantaje y una burla, ¡jamás! Simple soldado de mierda, qué creías, ¿que así por así te largarías de aquí? Estas jodido, soldado, y no vamos a permitir que nos jodas a todos”…..

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