He aquí un cuento olvidado
De mi antagónica patria muerta
Apuñaleada por ideas paganas
De una nueva era

Dulce noche que enjuagas
En tus siniestros misterios
De culturas en épocas lejanas

Dichas creencias relatan
La historia de dos hermanos de buena casta
Que con amor fueron entregados a un grandioso dios
Pero el odio a uno de los dos corrompió

Uno de ellos: joven, amable y valiente
Llamado Mazacoalt
Digno guerrero cuyo pecado es ser inmortal

El otro aguerrido, fuerte y testarudo
Llamado Teyololt
Por su futura infamia de ser portador
De la muerte siniestra y desalmado corazón…

Y en la pura selva;
Perdida en el olvido
Se escucha el llanto de un desventurado peregrino
Dicho llanto se confunde
Con el aullido de un lobo
Buscando si exilio
Al proteger a todo errante precavido…

Bella luna, déjame entrar en el valle de los lobos
Ayúdame a encontrar al cadejo;
A ese de lamentables sollozos

Déjame acariciarlos y quitarle de sus hombros
El embozo de terrible sufrimiento
Dado por la angustia del lamento.
Lamento, cuyo amor nos deja ciegos
Y permite que esta criatura vague sin remedio

Blanco cadejo acepta estas piedras celestes
Que te liberaran de tu no-muerte
Y déjame andar con la maldición que tanto te hiere