Misteriosa desaparición
Es una hermosa noche de verano. Sobre el cielo estrellado se dibujan sombras que de pronto se agigantan. Van y vienen, pasan rápido, pero sin detenerse. ¡Aún no!, esperan un momento oportuno. Mientras tanto un hombre y su mujer aguardan impacientes el viaje prometido. Pero la ruta y el sendero se han borrado y perdido en la inmensidad del universo.
Dos niñas, alegres cascabeles, relucientes rayitos de sol, son llevadas a otra galaxia. El hombre y su mujer aguardan, su paciencia perdura. Pero las promesas hechas por seres desconocidos poco a poco se diluyen. La noche avanza. Ya clarea en el horizonte. Amanece un nuevo día, y mas tarde la noche se lo devora. Inmutable pasa el tiempo, día tras día, día, noche, día, noche, y así continua. Nada sucede, nada cambia. Tristes y pensativos aguardan ambos. De noche sueñan con la promesa:
“¡Primero llevaremos a las niñas, luego volveremos por vosotros!”
Pero el “vosotros “nunca llega…
La oscuridad dibuja dos claros en el cielo. Son el resplandor de las niñas, que agitando sus manitos saludan:
“¡Adiós mamá, hasta pronto papá, estamos cabalgando sobre corceles de estrellas!”
En la Tierra el asesino y la muerte esperan, no tienen apuro, la presa no se les escapará.
Amanece un nuevo día. El cielo está más azul que nunca. De pronto se escuchan dos tiros, uno tras otro. El pasto se tiñe de rojo escarlata…
Las promesas vanas quedaron truncas. A los piratas del universo los padres de las niñas no les interesaban. Sus cuerpos avejentados y gastados por los años no eran aptos a sus propósitos. Para sobrevivir, ya que el promedio de sus vidas era relativamente corto, necesitaban de cuerpos jóvenes. Así incursionaban en otras galaxias y secuestraban a niños y jóvenes. El destino predilecto era laTierra, por la similitud entre las dos razas…
En la grava yacen inertes dos cadáveres. La desesperación del matrimonio culmina con el suicidio y la muerte. Extrañas sombras aparecen cubriendo al sol y se llevan a los despojos humano, ¡no hay que dejar rastros! Lejos de allí dos pequeñas aplauden, sin comprender todo este horror, y sin saber lo que les espera. Alegres aplauden y gritan:
“¡Ya vienen, ya vienen mamá y papá y traen a nuestro perrito!”…
Abajo en la Tierra, oscuras sombras tratan de consolar a la muerte, que llora la inocencia de las pequeñas.