Estimado lector, desde mi lugar de maestro de relajación corporal, los quiero invitar, a que desde allí, ese otro lugar donde están ustedes, que seguramente ha de ser frente a una computadora, que hagamos juntos un juego interactivo, donde ustedes se entreguen a mi propuesta, parte de un ejerció corporal, donde intentarán relajarse completamente.
La primer parte del ejerció consiste en que imaginen que están en un playa frente al mar, la arena está tibia, y estamos compartiendo este día con un amigo o viceversa. Podemos escuchar claramente el sonido que proviene del romper de las olas. Respiramos suavemente a un ritmo natural (más, si estuviera alguno de ustedes alterado, tal vez agitado, o con la respiración violenta, tú mismo por medio de la voluntad, debes controlar por algunos segundos el ritmo, tú mismo debes poder manejar el movimiento, velo por ese lado, controlar el sistema respiratorio hasta dar con una sensación autentica de tranquilidad; pero por favor apúrate pues debe ser ya mismo así podemos continuar).
Bien. Muy bien. Por favor aférrate a mi discurso, ah, pero no olvides que es parte de un juego donde debes de colocar tus brazos al costado, o quizá apoyados en el respaldo, pero donde tus hombros caen, permitiendo regresar a la posición primaria. Siente el aire fresco como te roza la cara.
El aire del mar está cambiando, impera algo de pesimismo pero igual nuestro cuerpo se afloja de a poco, se separa, descansa.
Y la mente que sigue atrapada en esa playa que tú imaginas, con esa amistad que trae hermosa tranquilidad.
Eso es camarada, tus piernas también se aflojan, hasta las plantas de los pies y un poco más allá de nuestro ser, donde los músculos se disuelven pero permanecen fuertes a la espera de volver a caminar.
Silenciaré mi voz para que sigas con esto por un minuto, luego puedes volver a la red a seguir navegando cual pescado atrapado en ella.
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