Hablaste también
acerca de los
días de lluvia,
sin el sol que
abrigue.

Yo te digo:
antes de conocerte
caminaba por
un sendero
durante una
larga y oscura noche.

Llegaste a mi vida,
y pude ver el amanecer
mientras más te iba
conociendo, el sol
brillaba sobre mi.

El cielo era azul,
totalmente nítido
pero de pronto,
un día, oscuros
nubarrones aparecieron.

Todo se tornó gris,
rayos y truenos
hicieron mas lúgubre
mi panorama,
se desató una tormenta.

A esto se sumaron
ráfagas de vientos
huracanados,
todo era tristeza.

Cuando parecía
que pasó la tormenta
y que el sol
aparecía nuevamente,
se desataba otra
tempestad.

Y al final
la tormenta cesó,
pero el sol ya no
volvió a salir,
simplemente
la noche llegó
y otra vez vuelvo
a vagar por esa
senda oscura
sin la esperanza
de ver un
nuevo amanecer.

Así son mis días
desde que te perdí.