Tal vez, sólo tal vez, no haya otro tema literario que lo tremendamente aburrida que es la literatura: demos vueltas sobre ello
(como buitres).
Por alguna razón, no estamos dispuestos a aceptar la posibilidad de no narrarnos lo que viene después del coito, las hostias que nos dan, los despidos improcedentes... Es decir, no estamos dispuestos a aceptar la posibilidad de no darles la vuelta de forma que parezcan hermosos. Es decir, pasamos tanto tiempo en la fase pre-coito que nos negamos a hablar de la fase post-coito, id est: te han reventado el culo, y tienes que contarlo de forma que todo el mundo quede convencido de que te gustó (sobre todo, tú mismo). A nuestra capacidad para no admitir que pasamos el día buscando que nos rompan el culo lo llamamos literatura: porque somos modernos y no podemos llamarlo dios/somos libres y no podemos llamarlo Capital.
Resumiendo, la literatura es lo que nos hace no admitir que somos buenas personas, aunque gilipollas de remate. Y, muchos, además, en paro.
______
Mírame, en los salvajes espacios abiertos: exactamente donde me dejaste. Como si nunca te hubieses ido.
Pasaste toda la tarde
currando como hombre-pollo en el centro,
repartiendo propaganda de la Kentuky Fried Chicken y
ahora que te arrastras hasta alguna barra cercana
tratas de que rime algo
de lo que te ha hecho
. con mala cara
esta ciudad.
|