Participante en el Reto Fantástico V. Tema: Edgar Allan Poe, vivo, muerto, resucitado o aparecido.
Sé que esta noche es la noche. La ambientación es perfecta: afuera la oscuridad es total, el viento gime a través de las rendijas y la lluvia repiquetea musicalmente contra la ventana de mi habitación. Me siento más inspirado que nunca, la euforia de la absenta recorre mis venas y las letras se me escapan de las manos sin esfuerzo.
Siempre he deseado escribir como tú pero me ha costado mucho entender por qué no era capaz de hacerlo. De pequeño descubrí un libro en la biblioteca de mi padre: ‘El escarabajo de oro y otros cuentos’, de Edgar Allan Poe. Fue abrirlo y cambiar mi vida por completo. Descifré contigo el código encriptado, asistí a un baile de máscaras con la muerte roja de invitada inesperada, aprendí cuan dulces pueden ser las venganzas y cuan dolorosa la pérdida de la mujer amada.
Hice mis pinitos como escritor pero ninguno de mis cuentos le llegaba a los tuyos a la suela del zapato. No conseguía alcanzar ese terror, esa angustia existencial por el misterio trágico de la vida. Claro que ahora sé el por qué: primero debía experimentarlo yo, aprehender la maldad humana, el desamor, la soledad. Sólo cuando te has asomando al infierno puedes recrearlo. Espera un momento…
¡Bah! No es nada, me había parecido oír algo. Las sombras juegan en la habitación y mi imaginación les da vida. ¿Por dónde iba? Ah sí, siento tu genio dentro de mí. Voy a escribir y escribir sin parar. El mundo volverá a sentir… ¿No es un gato lo que oigo? Juraría que lo he visto pasar, negro como el carbón. Debo escribir sobre ello, pero primero un poco más de absenta. ¡A tu salud! Mmm… ¿qué me pasa? Me está atenazando una mezcla de miedo y frenesí, mi corazón late desbocado, cada vez más fuerte, más fuerte…
¿Por qué estoy en el suelo? No puedo… ¡no puedo moverme! Tengo un regusto a sangre y alcohol en la boca y la cabeza me va a estallar. ¡Ja ja ja! Mira que si me encuentran y piensan que estoy muerto y me entierran… Pero… si estoy aquí, ¿quién está escribiendo esto? No serás… Sí, ¡claro que lo eres! Yo quería ser tú y ahora tú eres yo... La luz de la pantalla del portátil se derrama sobre ti y tus ojos son como los de un demonio soñando. Pero… ¡esto ya lo he leído antes! El cuervo, mi favorito. ¡NO! ¡Por favor, no sigas escribiendo!
Mas el sonido de las teclas continúa inexorable. ‘Y su alma del fondo de esa sombra que flota en el suelo no podrá liberarse y no escribirá… ¡Nunca más!’
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