Hoy se murió Gonzalo Rojas,
y yo me muero de a poco también,
todos los días,
de a poco,
fumando, esperando, tomando café,
es que él es seco, siempre te lo dije,
viejo seco y calentón,
alguna vez escribir como Rojas pensaba,
y pensaba
conocerlo y decirle:
¡Don Gonzalo!, yo a usted lo admiro,
¿Por qué no me explica cómo puedo cambiar mi mundo?
o mejor aún
¿Cómo puedo cambiar el mundo de ella?
Y se murió Gonzalo Rojas
y yo, de a poco me acerco,
ya no pregunté, supongo que
el mundo girará y girará,
y tú alguna vez
recibirás una carta amarrada con un cinta verde
y adentro, escondida entre líneas, estará
mi/tú mundo privado. |