-Plantaste un árbol, tuviste un hijo, escribiste un libro- -¿Que más quieres?- Dijo la muerte impaciente. Vos te fuiste dándole la espalda, callado. Quedó ahí , impotente, rezongando, sin entender, ni saber que eras Dios.
Texto agregado el 15-07-2004, y leído por 191 visitantes. (3 votos)