Bajo una luz de penantes morbos,
Lánguidos rayos moribundos;
Me diste un beso entrelazado
Con la tenue palidez del embeleso.
Sentir el éxtasis de aquel beso,
Tus blancas manos me mimaron,
Y más de mil, en un segundo,
Por mis rojas mejillas,
Lágrimas, rodaron.
Reinaldo Barrientos G.
Rebaguz
Texto agregado el 24-04-2011, y leído por 184
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