En la noche tranquila, la cuerda del reloj suena fuerte, y en contraposición, un trueno estalla de repente. Los perros ladran, pero la calle está desolada, no obstante la amenaza concreta de truenos y relámpago, en el cielo los ángeles nunca se deciden a dejar caer la lluvia.
Cuando de pronto alguien golpea la puerta, haciendo que me sobresalte pues en realidad no espero visitas.
Cuando atiendo veo que se trata de un mendigo, un indigente de esos que piden limosna en la calle.
Pero al taparse tanto la cara retrocedo por temor a que suceda algo malo. Entonces sin decir nada le entrego una manta para que se abrigue ahora que viene el invierno. A la vez que solicito que por favor se retire.
Pero vaya aristas del destino, veo que se trata de una mujer oculta debajo de un traje de hombre. Entonces me animé a forcejear con ella, como para descubrir su propósito e indagar acerca de su falsa identidad.
Y ahora que conozco a fondo como es esta historia, aun no se lo que debo hacer con ésta persona, con esta mujer que prácticamente se integró a mi vida, que por bella que sea su persona, sepa que no somos flanes y mouse de chocolate.
¿Debo por haber calado tan hondo en mi alma hacerla mi esposa? O denunciar, así exponiendo la sagrada verdad que ha matado al marido y que se oculta detrás de un disfraz.
Pero eso sí, dios, como sea, estaremos de acuerdo con esto, dejarla ir nunca.