Vivo en un bosque lleno de árboles, muy solo, no tengo luz, ni agua, ni ningún servicio. Se puede decir que soy un ser marginal.
Soy feliz, estoy muy contento, me preocupa un poco el futuro, como diría mi padre, siempre remando uno, yo en cambio pienso de manera optimista, que en algún momento algo bueno ha de pasar.
Pero también es verdad, o no es menos cierto, que estando uno muy sano, podemos llegar a muy viejos, lo más bien, longevo se dice, porque viejo son los trapos, viviendo solo sin nuca molestar a nadie.
Para mí los árboles son mis grandes amigos, con los cual converso, además de tenerlos sumamente identificados, y también por que no, suelo trepar para quedarme algunos minutos.
Existen senderos por todos los lados, cosa que ésto es propiamente un laberinto.
Pero me remito a mi territorio y nunca salgo de aquí. Siempre encajado en mi cordenada. No obstante ser un solitario soy una persona sociable, para nada agresivo, con decir que días pasado, hube alojado a unos turistas extranjeros, que volvieron encantados a la ciudad.
Para mi estar ansioso no tiene cabida, no existe, más que nada me preocupo por saber si hará frío o calor, el tema del clima es una pasión, hablar en voz alta sobre el tema del clima, un placer, un gozo hacer razonamientos que den en el centro del blanco con relación a lo que luego sucede.
Afortunadamente cuando deseo dormir, me duermo enseguida de apoyar la cabeza en la almohada, eso si, siestas de no más de una hora, pero varias al día.
Por suerte no soy de comer mucho, tampoco de beber, nada más que un poco de agua.
Brindo por las pascuas actuales, que vivan las religiones con la historia tal cual se expresa.
Los pájaros cantan hoy más que nunca.
Ya pasada la tarde el bosque va entrando en zona de penumbras.
Por la luna llena hoy no hará falta encender todos los faroles.