TU COMUNIDAD DE CUENTOS EN INTERNET
Noticias Foro Mesa Azul

Inicio / Cuenteros Locales / nidhoggnaglfar / LightShade -Cap 4-

[C:476798]

Al día siguiente me desperté temprano, supuse que era mi deseo de ver con lujo y detalle lo que me perdí la mañana anterior. Por suerte Sephi aun no despertaba, se veía adorable abrazando a Nid y babeándole encima, a diferencia de él que se veía como si le hubieran exprimido el alma.
–¿Despierta tan temprano Nida?
–Es que no podía perderme esto. Sanae, despierta.
–¿Qué? ¿Nos vamos? –Bostezaba.
–No, tienes que ver esto.
–Vaya, ¿y ambos durmieron así? –Tenía una picara mirada–; no sabía que te gustaba dormir acompañado…
–No dormí en toda la noche… además no me suelta, no importa lo que haga.
–¿Y por qué no la despiertas?
–Lo pensé pero no me parece correcto, además miren se ve tan tranquila… –La miraba con envidia.
–Será que a Nid ¿le gust...? –Le tapé la boca, sabía que la razón de lo que dijo era porque él no podía dormir.
–¡Shh!
–Pero de todas maneras ¡quiero zafarme!
Intentó moverse, pero Sephi lo estrujó con los brazos.
–¿Podrían ayudarme?
–¿Y perdernos esto?, ni lo pienses.
–¿Tanto disfrutan con mi situación?
–Pues disfrútalo también, tienes una linda chica abrazándote después de todo. Muchos chicos darían lo que fuera por estar en tu lugar –Sanae estaba encantada.
–Ja, Ja, muy graciosa, pero no.
En ese momento se abrió la puerta, Firion y Stella se asomaron.
–¡Oh!, disculpen. No sabíamos que estábamos interrumpiendo algo privado –dijo Stella cerrando un ojo.
–Nada de eso, pasen y tomen su lugar. Esperamos a que Sephi despierte, es un momento único en la vida y no pueden perdérselo.
–¿Está dormida? Vaya chico, no pareces muy a gusto.
–¡Claro que no estoy a gusto, llevo toda la noche así y mira lo que pasa cuando intento liberarme! –Sephi volvió a apretarlo contra ella.
–Ohh, pero si hacen tan linda pareja juntos –Stella era mucho más directa que nosotras.
–Y siguen con las bromas de ese tipo, al parecer lo tenían planeado...
Recién ahora me daba cuenta, Firion los miraba en silencio, parecía tener la mente las nubes. Stella lo notó unos segundos después.
–¿Y tú qué con esa cara? –Lo despertó de un solo golpe.
–Hmmp...
Sephi comenzaba a despertar, abrió los ojos y nos vio a todos, luego miró al frente y vio que abrazaba a Nid. Estuvo paralizada unos segundos.
–¡LO SIENTO! –Se paró de golpe y salió corriendo por la puerta.
–Al fin libre... Después de desayunar partiremos –abandonaba la habitación.
–¿Cómo puede actuar tan normal después de eso?
–Ya sabes cómo es él Stella. Además tiene razón, deberíamos ir a desayunar. Tendremos que viajar algunos días.
Después del desayuno nos juntamos todos fuera del recinto, Nid venia junto a Sephi.
–¿Y eso? No me digas que ahora son… –dijo Sanae emocionada.
–Oye Nid a que viene eso, tú sabes... ¿que vengan juntos?
–Llegamos a un acuerdo. Si paso algo de tiempo con ella no insistirá en dormir junto a mí.
–Cielos, eres más ingenuo de lo que pareces –comentaba a Stella.
–Ya estamos aquí Sephiria.
Sephi felizmente se sentó a comer algo en una banca, Sanae se acercó y me murmuró;
–Es mas lista de lo que pensé…
–Y que lo digas.
Después de que Nid y Sephi comieran algo, partimos. La gente en la calle inclinaba la cabeza cuando pasaba.
–Ves Nida, tener sangre Alquimista es sinónimo de poder en las ciudades –explicaba Sanae.
–¿Qué clase de poder? –preguntó Nid interesado.
–Tú sabes poder, un lugar como alguien importante.
–¿Entonces no te hace más fuerte?
–Pues, no.
–Entonces no sirve de mucho ¿no crees?
–Ahora que lo pienso no, no sirve de mucho...
Al salir de la ciudad nos encontramos con un sendero. A diferencia del bosque el camino hacia Irias no tenía mucha vegetación. No había arboles, solo pasto en algunos sectores. Nid caminaba junto a Sephi la cual le mostraba las campanas.
–Mira lo que aprendí a hacer con ellas Nid –Comenzó a girar las campanas frente a ella, una en cada mano.
–Parece que se llevan bien –le dije a Sanae.
–Sí, y mira que técnica mas adorable le muestra.
Nid se dio media vuelta y comenzó a buscar algo en el pasto, dejando a Sephi sola. Recogió lo que parecía un trozo de acero, o una espada rota, la verdad no podía notar la diferencia. Se acercó a Sephi con el pedazo de acero en posición horizontal, ella seguía moviendo las campanas circularmente. Cuando acercó la barra esta comenzó a hacerse polvo al contacto, era como si cada golpe que recibía sacara el trozo de metal que impactaba.
–¿Estás viendo lo que veo yo?
–Sí, pero no puedo creer que sea cierto. ¿Cómo es que corta el trozo de metal?
Después de que todo el trozo fue reducido a polvo Nid dijo;
–No hubiera pensado en usarlas de ese modo, es bastante efectivo –dijo frotándole la cabeza. Sephi se puso roja, últimamente era bastante habitual–. Hey Stella, ¿recuerdas la apuesta? –Stella paró en seco, tal y como si le hubieran echado un balde de agua fría.
–¿Apuesta…?
–Sí, la que hicimos en Celcadiz, estoy dispuesto a olvidarla con una condición.
–¿Qué condición?
–Tienes que admitir mi superioridad en todos los aspectos –dijo sonriendo y mirándola de reojo.
–¡JAMÁS!, preferirá morir antes que eso.
–A bueno, ¿la apuesta era que no compraras más de dos vestidos por ciudad?
–Sí, esa era, dos vestidos… –Me pregunté si la había olvidado a propósito.
–¿Supongo que la cumplirás cierto?
–Soy mujer de palabra –Si claro... Entre una apuesta de nada de ropa y algo, no hay donde perderse.
–Bien, espero que cumplas.
Seguimos caminando durante algunas horas hasta que comenzó a anochecer, había sido una caminata bastante amena y agradable.
–Acampáremos aquí ya que viajar de noche no es muy seguro.
Nos apartamos del camino a un sector que parecía haber sido utilizado con anterioridad.
–¿Entonces nos quedaremos aquí hasta mañana? Nos turnaremos las guardias supongo –dijo Firion mientras extendía su saco.
–Lo haré yo –Nid se sentaba en un tronco cercano a los restos de una fogata–; no tengo sueño.
–No me quejo, dormiré más.
Sentí un toque en el hombro, Sanae me intentaba decir algo.
–Nida –apuntaba a Sephi.
Empezamos a movernos en los sacos en dirección a Sephi, la cual estaba en el suyo sujetando las campanas que le había dado Nid.
–Oye, Sephi... Buena jugada la de hoy.
–Shh, el puede oírnos.
–Pero si hablamos en voz baja.
–No importa, cuando volvía con él esta tarde…
–“¿Juntitos?” –aclaró Sanae. Sephi se paralizó unos segundos.
–Él me decía que estaban cerca, dijo que podía sentirlos. Y cuando dimos la vuelta en la esquina, ahí estaban ustedes. Pudo oírlos a pesar de todo el ruido que había.
–Creo que iré a buscar algo de madera, haber si logro encender una fogata.
–Se los dije.
–Pero ahora que se fue podremos decir lo que queramos –dijo Sanae.
–Y Sephi, ¿desde cuándo te gusta Nid? –Se puso roja y metió dentro del saco, no volvió a salir.
–Se avergüenza fácilmente a diferencia de mí. Hiso algo parecido cuando le mencioné el asunto, solo que esa vez se metió debajo de la cama. Desde ahí que no se lo pregunto directamente.
–Oh, lo siento, no tenía idea,
–Aunque con respecto a tu pregunta, creo que se sentía atraída un poco cuando peleamos ya que pude notar que se contenía peleando. Pero desde que fuimos a salvarte de los delincuentes es que actúa de esta manera, debes admitir que Nid estuvo increíble.
–Sí, a decir verdad el uso que le dio a la vara me asustó un poco.
–Me pregunto si algún día podré usarla de forma parecida... Oye sobre la final, ¿sabes qué demonios le hiso a Saki? Solo la vi caer al piso tomándose el cuello como si se ahogara.
–Ahora que lo dices, recuerdo que dijo que solo le había quitado la bufanda y algo de que eso pasa por moverte tan rápido sin ella.
–Deberíamos preguntarle cuando vuelva, podría ser muy útil ese tipo de información. Puede que para vencer a un ente de elemento sombra baste con quitarle la bufanda.
–No creo que sea tan fácil…
–Pues es así de fácil, en la mayoría de los casos claro –escuchamos una voz desde el tronco.
–¿Desde cuándo estás ahí?, ¿Has estado escuchando todo el tiempo? –intenté hablar en voz baja, pero nos había sorprendido. Noté como el saco de Sephi temblaba.
–Acabo de llegar, ¿de qué te preocupas? ¿Esa pregunta no era para mí acaso? –sentí un gran alivio, aunque Sephi seguía temblando. Debía haber sido mucho para ella.
–Pues sí, teníamos curiosidad ¿Entonces si te quitamos la bufanda quedarías indefenso? –Esta información valía más que 100 piedras espirituales.
–No exactamente, como sabrás los entes de sombra estamos adaptados para utilizar velocidad y fuerza, no tenemos mucha resistencia ni habilidad en lo que respecta a pactos elementales. Aunque tengamos una gran ventaja en peleas, a todos los de este elemento o a la gran mayoría nos une el mismo inconveniente. Todos debemos usar esta bufanda cuando nos movemos a velocidad imperceptible.
–¿Cuando te mueves y no puedo verte?
–Exacto Nida, entre más rápido te mueves mas difícil se vuelve respirar, el aire se vuelve pesado y entra rápidamente a tus pulmones, causando algo parecido a la asfixia. Al taparnos la boca y la nariz con la bufanda, la velocidad con que el aire entra se reduce bastante debido a que debe atravesar la tela. Este problema no afecta a los entes de viento debido a que el aire alrededor de ellos siempre es continuo, sin importar a la velocidad que se muevan.
–¿Entonces si te quitamos la bufanda te moverás más lento?
–Debido al entrenamiento que he hecho puedo llegar a moverme sin bufanda a la velocidad que Saki lo hacía usándola, así que no creas que tendrás alguna ventaja con quitármela. Aunque dudo que logres siquiera tocarla, con la bufanda puesta puedo moverme tan rápido que es como si el tiempo corriera lentamente –¿A qué se referirá con entrenamiento?
–¿Pero si te la quito no dejarías de disipar mi energía espiritual?
–La disiparía con la capa, no soy tan tonto como para sólo hacerlo con la prenda que cualquier enemigo luchará por quitarme. Deberían ponerse a dormir, mañana madrugaremos.
–Supongo que tienes razón...
–¿Hm? Parece que aun no sabe hacer bien los nudos.
Nid se acercaba a Sephi, las campanas salían por un lado de su saco. Debían haberse desatado con toda la emoción que había tenido.
–Se las entregaré mañana... ¡Qué demon...!
Sephi tomaba el brazo de Nid y lo tiraba hacia ella, como si estuviera sujetando una manta, solo que esta era su brazo.
–¡No me suelta! ¿Alguna me ayuda? –tiraba y tiraba, lo único que lograba era mover a Sephi un poco.
–¿Por qué no la despiertas?, no tienes problemas para despertarme a mí.
–Es diferente. A diferencia de ustedes ella parece interesarse tanto en lo que hago como lo que digo, además ella es la única que es una niña entre todos nosotros, me sentiría mal si la despertara…
–Tú también eres un niño, y no tenemos por qué ayudarte después de cómo actúas.
–Exacto, además es más divertido verlos así –Me apoyó Sanae.
–Ya verán, después no digan que no se los advertí...
–Oh, ¡está bien!
–¿Vas a despertarla?
–Claro que no, ¡Activo el pacto! ”Qizoku pi uhpu” –“Libera mi alma”–; Luz de esperanza que en el cielo se esparce ¿Vidofnir podrías presentarte? –Nid desapareció mientras Vidofnir se materializaba de pie frente a mí.
–Buenas… ¿noches? –iluminaba el oscuro ambiente.
–Hola Vidofnir.
–Hola –decía Sanae al mismo tiempo.
–¿Sucede algo?
–Nada en particular, mira lo que conseguimos juntas –abrí el grimorio en la sección de Vidofnir.
–Vaya, tengo dos pactos nuevos. Uno es el que ganaste en el torneo, que bien.
–¿Cómo?
En efecto, bajo el pacto “hoja de sauce”, había uno nuevo “Koyamoku haj tokixuj, qogunhuho” –“Recupera tus heridas, levántate”.
–Recuerda que aunque no esté aquí, yo me fortalezco tanto como Nidhogg lo haga. No me queda mucho tiempo, ¿quieres que haga algún pacto en ustedes? Podrías probar la segunda versión del pacto de curación básico, aunque no estén heridas seguramente las hará sentir mejor.
–Claro, intentémoslo. “Koyamoku haj tokixuj, qogunhuho” –“Recupera tus heridas, levántate”.
Sus alas brillaron con más intensidad, mientras la misma barrera del pacto básico nos cubría tanto a mí como Sanae. Sentía como mi energía era restituida.
–Creo que por hoy es todo, me retiro...
Intercambiaron lugares.
–Gracias Nida, supongo que te debo una.
–Intenta recordarlo en el futuro –Me acomodé en el saco e intenté dormir, Sanae también lo hiso.
–Hasta mañana –Lo oí decir de dormirme.

Apenas desperté vi como todos estaban de pie, esperando algo.
–¿Qué sucede?
–Estamos esperando a que te despertaras para salir –me respondió Stella.
–¿Qué hora es?
–Es casi medio día.
–¿¡CÓMO!? ¿¡Por qué no me despertaron!?
–Yo no los dejé hacerlo –Nid dio un paso al frente–; con esto doy mi deuda por pagada.
–Tienes que estar bromeando, yo nunca…
–No bromeo, te hice el favor de dejarte dormir hasta la hora que quisieras. Siempre insistes en que no te dejo hacerlo lo suficiente, solo por hoy hice una excepción.
–Como vez nos dejó a todos esperándote –argumentaba Sanae–; aunque a Sephi no le molestó romper cosas usando las campanas con Nid desde que despertó hace dos horas.
Salí del saco rápidamente y me puse de pie.
–Siento haberme quedado dormida.
–No te preocupes Nida, si nos apresuramos llegaremos a Sabath al atardecer –Sanae explicaba mientras me ayudaba a guardar mi saco.
–¿Sabath?
–Es un pueblo que está camino a Irias. Según Nid haremos una parada ahí.
–¡Nos vamos! –Nid comenzó a caminar, Sephi corría para ponerse a su lado.
–¿Entonces pasaremos por un pueblo antes de llegar a Irias?
–Sanae lo sugirió, además está de paso. Podrán descansar en alguna posada, sin contar que nos ahorraremos el llevar tantos suministros –Nid confirmaba desde el frente.
Sanae se acercó y me dijo al oído;
–“Pero no le mencioné que en esta época es el carnaval del pueblo, y uno de los más importantes de Eucarias”.
–“Genial, ya era hora de que nos divirtiéramos, la vida no es solo pelear” –Le susurré.
Seguimos el camino hasta llegar a una parte cubierta de arboles y vegetación, Nid se detuvo antes de entrar.
–¿Tú de nuevo?
–Jeje, que fácil te has dado cuenta. Supongo que ahora no podremos hacer un ataque sorpresa –Era Fausto–. Parece que ya no tienes esa extraña vara, debe ser revolver de un solo tiro. Sin ella no tienes oportunidad de vencernos a todos nosotros –Ahora lo acompañaban tres más, pero estos se veían mucho más peligrosos que los sujetos con los que peleamos en el almacén–. Además por lo que veo te has ablandado chico... ¿Quién es ella?, ¿tu novia? –Comenzó a reírse.
Sephi empezó a caminar hacia Fausto mirando al piso, cuando llegó a estar frente a él, se detuvo. –¿Te vas a rendir niña?, eres la mas lista del gru… –¡Paff! Lo golpeó con una de las campanas en la cara.
–¡TONTO! –Le gritaba al cuerpo inconsciente mientras lo pateaba en el piso.
–¿¡Lo mató!? –gritó Sanae.
–No, mira, aun respira.
–Vaya, de un solo golpe… nosotros nos vamos –dijeron los hombres que lo acompañaban.
–¿¡Ah!? –todos nos miramos.
–La niña azul acabó con quien nos pagaría. Ya no hay razón para trabajar con él, hasta luego chicos –se despidió el único que hablaba de ellos mientras el otro alzaba la mano en señal de despedida, los demás debían ser su respectivos entes. Todos desaparecían tras los arboles.
–¡Sephi! deberías dejar de patearlo, no vaya a ser que de verdad lo mates… –parecía no escucharnos, estaba como poseída.
–Sephiria, deberías controlar ese lado tuyo... No vayas a hacer algo que luego te arrepientas –Al oír eso se calmó, y corrió para alcanzarlo.
–¿Qué hacemos con él? –Se veía bastante mal después de la pateadura, Sanae lo picaba con una rama.
–Se recuperará, a pesar de ser bastante idiota es bastante resistente –respondió Nid calmadamente.
Lo dejamos ahí tirado y seguimos con nuestro camino.
–Recuérdame no hacer enojar a Sephi –escuché la asustada voz de Firion en mi espalda.
–Y a mi –Sanae estaba tan sorprendida como él.
De repente se me vino una idea a la mente…
–Oye Sanae, viendo la paliza que le dio ahí atrás. ¿Será por eso que Nid no puede escaparse? Digo, recuerda que cada vez que lo intenta ella lo abraza con más fuerza.
–Ahora que lo dices, tiene sentido. Me Sorprende que aun pueda caminar luego de esos abrazos.
–¿Oigan chicas de que hablan?
Recordé que Firion no sabía nada del asunto, después de contarle todo recibió otro golpe de Stella por poner la misma cara del otro día.
–Lo que daría por tener su suerte –decía llorando, por supuesto no de pena. Aunque después fue de dolor por recibir un segundo golpe.
–Entonces chicas, ustedes que saben sobre lo que siente Nid. ¿Le gusta ella? –preguntaba Stella.
–Pues, pensamos que le agrada, habla muy bien de ella, pero no creo que podamos decir que dé muestras de gustarle…
–Además actúa como si no se diera cuenta de que Sephi anda tras él –agregó Sanae.
–Por lo que me dijo está al tanto del asunto, solo intenta no pensar en ello.
–Opino igual que Nida –dijo el aturdido Firion.
–Esto es una conversación de chicas idiota –El tercer golpe del día.
La noche había llegado y con ella la imagen de una gran ciudad. Sabath se divisaba a lo lejos. Como había dicho Sanae el pueblo estaba muy activo, luces por doquier y lleno de gente. Cientos de puestos ordenados a los bordes de las calles, desde juegos hasta lugares de comida.
–Por lo que veo no podrán descansar...
–Es una pena, pero podríamos aprovechar de pasarla bien ¿no crees? –El plan de Sanae funcionaba a la perfección.
–Sí es lo que quieren… ¿Alguien se opone? –Silencio total.
Habiendo llegado a Sabath Sanae comenzó a hablar, pude imaginar que planeaba algo más.
–Chicos se me acaba de ocurrir algo, podríamos separarnos para recorrer el carnaval más rápidamente.
–¿Y cómo nos separamos? –Sephi se pegó a Nid abrazándolo como cuando dormía.
–Tres grupos de dos, parece que tu grupo ya fue decido.
–Pero yo no… –Sephi lo presionó–; nada, ¿Dónde nos encontraremos después?
–En el centro de la ciudad hay una posada bastante buena, nos encontraremos ahí después de recorrer la ciudad.
–Sabes bastante sobre este sitio Sanae… ¿conocías este lugar de antes...?
Lo siguiente que vimos fue a Sephi arrastrándolo hacia los locales comerciales, perdiéndose entre la gente.
–Misión cumplida –exclamó Sanae levantando el pulgar.
–¿No crees que estamos abusando mucho de esto?
–No te eches para atrás Nida, estás conmigo en esto después de todo.
–Yo iré con Firion, necesito alguien que lleve las cosas –era solo un burro para Stella.
–¿Por qué tengo que llevar toneladas de ropa?
–Porque si no lo haces, te golpearé hasta que cambies de opinión –dijo con una enorme sonrisa en la cara, aunque algo diabólica. Stella y Firion partieron.
–Al parecer quedamos las dos, hagamos algo divertido.
–¡Te apoyo!
Después de unas horas recorriendo locales donde compramos algodón de azúcar, jugamos tiro al blanco, lanzar la argolla y derribar las botellas. Aunque no ganamos nada en ninguno de los juegos, fue muy divertido. Ya era muy tarde así que decidimos ir a la posada, de camino nos topamos con…
–¿Shadis? –pregunté con sorpresa.
–¿Si? Ahhh, eres tú… ¿Vienes a mofarte de mí?, adelante, todos lo hacen.
–No, no venimos a eso…
–Desde que me derrotaste todos se burlan de mí, ya que me venció una niña que no llevaba ni una semana de cumplir 16, o al menos eso dicen los rumores. Si no tienen ningún asunto conmigo me largo, pero que sepas…, cuando los rumores de tu existencia lleguen a los oídos del Archimago desearás nunca haber abandonado Brisnoa... Adiós –desapareció entre la gente.
–No sabía que le había hecho tanto mal…
–Nida, ¿estás LOCA?, ¿no te preocupa lo que dijo al final?, tu sabes, ¡te amenazó!
–Para ser honesta realmente no me preocupa. Además no sería el único que me busca, recuerda que Fausto también intentó atraparnos, no me sorprendería que se extendiera el rumor de que soy una especie de generadora de dinero y otros grupos codiciosos nos intenten atacar.
–Puede que tengas razón, además nunca he oído hablar de ese tal Archimago, no debe ser alguien muy peligroso que digamos.
Unos minutos después del incómodo encuentro, llegamos finalmente a la posada. Entramos para luego dirigirnos al mesón principal y hablar con el posadero.
–Buenas noches. Desean ¿una habitación para dos?
–Sí por favor. Nos preguntábamos si han llegado unos niños, uno de cabello negro junto a una pequeña de pelo azul, o un sujeto alto de cabello rojo junto a una mujer rubia y trenzas rosas.
–Los niños de los que hablan están aquí, el chico pagó por dos habitaciones dobles.
–Qué extraño… ¿habrá pagado nuestra cuenta?
–No lo creo, si fuera así hubiera pagado 3 habitaciones dobles –le dije.
–Tienes razón... ¿Cuáles son sus habitaciones?
–Veamos… la 16 y la 17.
–Gracias.
Después de entrar al pasillo, nos dimos cuenta que preguntarle al posadero estuvo demás, ya que afuera de la habitación 16 estaba Sephi sentada jugando con sus campanas.
–¿Qué haces en el pasillo? –le dijo Sanae en un tono bastante alto.
Ella miró a la puerta que tenia detrás, se puso de pie rápidamente y entró a la habitación 17 que estaba en frente. La puerta de la habitación 16 se abrió mientras escuchábamos a Nid decir;
–Sephiria, te dije que fueras a tu habi… –se dio cuenta de que no estaba–. Esta niña realmente me agota.
Ahora todo encajaba, pidió ambas habitaciones para librarse de ella por un tiempo.
–Será mejor que la acompañes Sanae, así no se sentirá sola.
–Bueno supongo que nos veremos mañana. Buenas noches –dijo mientras cerraba la puerta de la habitación 17.
Una vez dentro de la habitación Nid se desplomó en la cama.
–Aunque no pueda dormir, puedo quedar completamente agotado. Me siento como si hubiera usado el pacto de tu portada... Si algún día me duermo será debido a ella.
Después de oír sus lamentos me cambie y acosté. De verdad que tenia sueño, fue un día agotador…

Ya era de mañana, cuando de repente sentí que alguien me sacudía el hombro…
–Estoy despierta Nid, dame un momento y me levanto –tapé mi cabeza con la almohada.
–Él no está aquí...
Me quité la almohada. Quien me despertó no fue Nid. Sephi estaba frente a mí sujetando un delfín de peluche.
–¡Ah!, disculpa Sephi, ¿y ese peluche tan bonito?
–Lo ganó Nid en el tiro al blanco, le hubieran dado uno más grande si hubiera usado el rifle y no cuchillas, la gente que miraba insistió tanto en que había ganado que le dieron este y me lo dio –podía imaginármelo.
–¿Y qué haces aquí?
–Vine a jugar con Nid pero no está, ¿sabes a donde fue?
–La verdad ni idea, acabas de despertarme.
–Am, bueno si lo ves dile que lo estoy buscando –Abandonaba la habitación.
Después de levantarme examiné su cama, parecía haberla usado aunque no muy bien.
–Me pregunto si Sephi lo habrá encontrado –dije en voz alta luego de cambiarme.
–Nop, aun no me encuentra –escuché decir afuera. Me asomé por la ventana, Nid estaba bajo el marco apoyado en la pared.
–¿Te estás escondiendo?
–Por supuesto que no, ¿no ves que estoy trabajando? –señalaba algo que parecía una espada.
–Por qué es tan… ¿deforme? –aunque parecía una espada, no tenía forma definida ni filo, además tenía agujeros.
–Es porque aun no termino, intento recordar que era lo que decía el libro sobre el elemento.
–¿Algo de fuego? ¿Es para Firion cierto?
–Acertaste, también pensé en fuego. Pero el problema es que los efectos que recuerdo podrían lastimarlo a él.
–¿En serio?
–Sí, el fuego es un elemento muy difícil de tratar... Probaré esto. Pon atención, así es como hice tu bastón también.
Tomó unos pocos fragmentos de piedra espiritual de un bolso que llevaba atado al cinturón, debe haberlo ganado en el carnaval. Apretó el puño con los fragmentos dentro hasta que haberlos hecho polvo, luego pasó la mano tocando la espada con la palma, el polvo no caía al suelo.
–Increíble...
A medida que su palma recorría la espada esta cambiaba notoriamente. Ahora tenía un mango elegante adornado con gemas rojas y la parte superior se veía muy afilada. Sobre el tono metálico se notaba una especie de brillo rojizo.
–Con esto bastará –La examinaba detalladamente, para luego enfundarla.
–¿Y qué es lo que hace?
–Pues mira, te gustará.
Desenfundó la espada y comenzó a ¿escribir? con ella en el aire, a medida que la punta pasaba, dejaba un rastro de fuego, que no se apagaba. Finalmente se apreciaba “Nida” escrito con llamas que flotaban.
–¡Genial! –admiraba mi llameante nombre en el aire.
–Jeje, sí que lo es.
–Pero a Firion no le gusta escribir mucho que digamos.
–Lo hice solo para mostrarte, esta espada deja un rastro de fuego por donde cortes y quieras que lo deje claro. Las llamas seguirán ahí hasta que se enfunde la espada –La enfundó, “Nida” desaparecía del aire.
–¿Qué pasa si alguien toca ese fuego?
–Se quemará, aunque no se qué pasaría si alguien atraviesa la llama. Mis opciones son que se apague o que esta le queme los órganos internos antes de apagarse por el agua del cuerpo.
–Que cosa tan terrorífica...
–Terminé finalmente, deberíamos partir ¿no? Irias aun está a dos días de camino.
–Está bien, buscaré a los otros.
Golpeé la puerta de la habitación 17, se abrió rápidamente, Sephi sujetaba la perilla del otro lado.
–¿Lo encontraste? Flippy y yo no tuvimos suerte.
–¿Flippy? –Levantó el delfín con ambas manos–. Ahhh, si lo encontré pero vengo a decirles que vamos a partir, ¿Dónde está Sanae?
–En el comedor, dijo que iría a desayunar.
–Deberíamos ir también, necesitas comer algo… no te vayas a desmayar mientras viajamos.
–¡Tienes razón!, vamos.
Después de verificar que no dejábamos nada en las habitaciones, nos dirigimos al comedor. Stella, Firion y Sanae estaban sentados en una de las mesas. Nid estaba en la barra pidiendo algo de comer.
–Tengo hambre... –dijo Sephi mientras corría a la barra.
–Buenos días.
–Buenas, ¿vas a desayunar? –preguntó Firion mientras engullía.
–Esta vez paso, aun no proceso todo lo que comí ayer.
–Igual yo –decía Sanae.
–Pero Sephi dijo que vendrías a desayunar.
–Auch, Sephi del mal me delató –ponía sus manos tras su cabeza mientras reía–; la verdad es que ya comí. ¿Entonces partiremos pronto?
–Sí, o por lo menos eso es lo que dijo Nid.
–Pues parece que tenemos bastante tiempo –afirmaba Firion mientras señalaba a la barra. Nid y Sephi comían algo por turnos… pero no paraban–. ¿Crees que estén compitiendo a quien come más?
–Es lo que parece.
Unos minutos después la competencia terminó, con Sephi obteniendo la victoria.
–¿Cómo puedes comer tanto…? –Nid se tumbaba en la mesa.
–Gané, gané, gané –cantaba Sephi girando alrededor de la mesa.
–¿Y que ganó?
–Tendrá que cargarme en sus hombros hasta Celcadiz.
–¿En serio? –Me extrañaba que Nid hubiera aceptado una apuesta así.
–Sí hubiera ganado no me hubiera molestado más... y ahora encima me duele el estomago. Pero un trato es un trato, vamos –Se agachó junto a Sephi, la cual se sentó en sus hombros–; ¿vienen?
Sin esperar respuesta se dio media vuelta y comenzó a caminar en dirección a la salida.
–Por lo menos nos dará algo que mirar aparte del paisaje.
–¡Eso Sephi! –Sanae alzaba el puño en alto.
Caminábamos al mismo tiempo que aguantábamos reírnos. Nid avanzaba con Sephi sobre los hombros y Flippy sobre la cabeza. Comencé a hablarle en voz baja a Firion sobre la espada que había hecho esta mañana.
–¿En serio?, ¿y cuando piensas que me la dé? –Le brillaban los ojos.
–Eso dependerá de él. Siempre entrega cosas por alguna razón, así que pienso que deberás ganártela.
–Tienes razón, tal vez si hago algo por él… –Se nos adelantaba.
–Me pregunto qué idea genial podría salir de una cabeza tan hueca.
–No deberías ser tan dura con él Stella, es tu compañero ¿recuerdas?
–Ja, por ser su compañera es que lo conozco.
Seguimos por el camino hasta que empezó a oscurecerse, fue una caminata bastante tranquila.
–Hora de acampar –decía Nid mientras se agachaba. Sephi se bajó de sus hombros al mismo tiempo que quitaba a Flippy de su cabeza–. Y todavía tengo que hacerlo mañana...
Después de colocar los sacos en el piso alrededor de la fogata que Stella encendió con unos trozos de madera, nos sentamos en nuestros respectivos lugares.
–¿Entonces qué hacemos? Aun no es tan tarde como para ponernos a dormir.
–¿Y qué propones Sanae?
–Podríamos contar algo que nos haya ocurrido a nosotros. No sé, algo gracioso o interesante, nos podríamos turnar.
Acordamos que era una excelente idea.
–¡YO EMPIEZO! –Sanae estaba emocionada–. Esto pasó una semana después de cumplir mis 16 años –Al oír esto Sephi se escondió dentro de su saco–; estaba muy feliz de tener a Sephi junto a mí. Ese día practicábamos diferentes pactos que había conseguido con anterioridad. Aquí va el asunto, estaba tan emocionada que intenté utilizar el pacto de invocación de 6 versos… al usarlo fue muy distinto al que vieron cuando nos enfrentamos, en vez del enorme estanque de agua se formó una pequeña poza, similar a la que se forma cuando se materializa. Y en vez de la imponente Serpiente marina, se transformó en una especie de lagartija mucho más pequeña que ella incluso –Risas–. Y eso no es todo, cuando me di cuenta de que había fallado cerré el grimorio para anular el pacto, volvió a la normalidad pero en vez de la ropa común y corriente que le ven normalmente, tenía una especie de disfraz de pez, deberían haberla visto, la cabeza de Sephi dentro de la boca abierta del disfraz –Se reía junto a nosotros–. No es nada de qué avergonzarse Sephi, fue genial.
–¡Cállate! –gritó Sephi desde dentro del saco.
–A mi me parece fantástico –decía Nid mientras arrojaba una rama al fuego–. A una semana de haberse materializado poder lograr utilizar un pacto de tal magnitud, aunque haya salido mal es algo sorprendente, significa que no parpadeaba –Sephi sacaba la cabeza lentamente del saco.
–¡E–es cierto!, lo pude usar.
–Exacto, deberías seguir el consejo de Sanae y no avergonzarte de ello.
Sanae miró a su derecha.
–Firion es tu turno –le dijo.
–Por lo general mi vida no ha sido muy interesante, pero algo que siempre voy a recordar va a ser cuando cumplí los 16... –Stella se paró de inmediato.
–TE PROHIBO QUE CUENTES ESO.
–¿Pero qué problema hay?, si hasta Nida lo sabe, ella estuvo ahí –y vaya que si estuve.
–Mientras menos gente lo sepa será mejor –le dijo enfadada.
–Stella no puedes intervenir, si él quiere contar eso que lo haga.
–Demonios, está bien. Pero júrame que no saldrá de aquí.
–Sí, sí, como digas, ahora cuenta.
–Eh, como iba diciendo. En Brisnoa se celebra una fiesta cuando alguien del pueblo cumple los 16, todo Brisnoa está presente…
–¿También te lo celebraron Nida?
–Si, Sanae, también me la celebraron.
–Ejem –Se aclaró la garganta.
–Continua, disculpa.
–Después de las palabras del anciano apareció el llamado en mi grimorio, al mismo tiempo que se volvía rojo. Luego de realizar el llamado y que se materializara Stella llegamos a la parte donde le tocaba hablar. Stella se paró frente a todos y lo único que alcanzó decir fue “Hola a todos”, porque luego de eso comenzó a llover fuertemente. La lluvia tenía el efecto de “apagar su ropa” así que quedo completamente desnuda frente a todo el pueblo.
–¡NO! ¿¡En serio!? –decía Sanae mientras reía ligeramente.
–En serio, y desde entonces los hombres del pueblo siempre me preguntan por ella.
–Sencillamente el peor día de mi vida –Stella cruzaba los brazos enfadada.
–¿Entonces… si te arrojo agua? –Sanae miraba su bastón.
–Puedo resistir que me arrojen agua en pequeñas cantidades, pero si estoy empapada de ella sucederá lo mismo que en esa ocasión.
–Sí usaras el vestido que te dije que le compraras al tal Fairtrade no pasaría. Estaba hecho de un material que resiste agua y fuego y debería haber sido capaz de resistir tu temperatura, no como el que tienes ahora que está hecho de tela ígnea.
–¿¡EN SERIO!? –Stella se puso a buscar el vestido.
–No lo busques, cuando hicimos el trato terminé por no comprarlo, mínimo que estés presente para algo que es para ti…
Luego de que Stella dejara de perseguirlo por no haberlo comprado. Continuamos con lo que hacíamos.
–Oye Nida, creo que es tu turno.
–He estado pensando en algo gracioso, pero no recuerdo nada.
–Tiene razón, por lo que recuerdo para ella todos los días eran iguales en Brisnoa –me apoyó Firion.
–Ahhh, eso no es justo…
–Lo siento Sanae –de verdad que estaba muy apenada.
–¿Y si tomo el lugar de Nida y les cuento algo interesante? –nos interrumpió Nid.
–No tengo problema con eso.
–Yo tampoco –corroboró Firion.
–¿Qué piensas decirnos? –pregunté inquieta.
–Solo algo que estaba escrito por tu madre dentro de tu alma, parecía un diario –En ese instante recordé “Naglfar, hija de los Alquimistas”, y lo que había dicho Nid “Tu alma está llena de información, tus antepasados debieron ser unos Alquimistas” ¿como no lo pensé antes?
–Entonces Nid, ¿en realidad soy hija de los alquimistas que nombró Sanae?
–Es lo que pienso –me contestó calmado–; Ellheim y Mjollnir...
–¡Cuento! ¡Cuento!
–Está bien Sanae, dame un segundo para recordar cómo iba. Veamos, la historia iba algo así:

“Nos considerábamos una familia solo nosotros dos, pero sentíamos que algo nos faltaba. Por más que examinábamos materiales, escribíamos libros y creábamos nuevos Pactos, lo anterior no era suficiente y el vacío seguía ahí. Entonces nos dimos cuenta de que era lo que faltaba. Lo que necesitábamos no era algo a lo que dedicar nuestra vida, sino que alguien hiciera que valiera la pena vivirla. Decidimos tener un hijo pero lamentablemente no era capaz de regalarle uno a mi esposo, parece que tantos años de investigación me habían robado la fertilidad, o eso creía. Finalmente pensamos que si la alquimia ni la ciencia podían otorgarnos descendencia, quizá la magia podría. Recordamos que en uno de nuestros numerosos viajes habíamos oído hablar de un poderoso hechicero, al que los pocos que sabían de él nombraban como “El Archimago” –Al oír esto Sanae y yo nos miramos, aunque no dijimos nada–; después de mucho tiempo buscando y de hacer una gran fama por la cantidad de alegría que dábamos con nuestro conocimiento a pueblos y ciudades, logramos finalmente dar con el escurridizo Archimago. “Descendientes de la alquimia, últimos poseedores de su don y legado. ¿Qué favores vienen a pedirme?”, nos dijo. Tenía una voz profunda y algo siniestra. Cuando lo hayamos estaba sentado con algo enorme envuelto en la espalda, cubierto completamente por una capa y ocultando su rostro. Le preguntamos si la magia sería capaz de cumplir nuestro deseo. El Archimago se puso de pie y preguntó, “¿Qué serian capaces de dar a cambio?”. “Lo que sea”, contestamos. “Que así sea...” dijo el Archimago mientras se retiraba. Nueve meses después di a luz a una pequeña, mi preciosa hija, por primera vez me sentí llena y no solo eso, me sentía desbordante. Una semana después del nacimiento, el Archimago se presentó ante nosotros. “He venido a cobrar mi parte” nos dijo. En nuestra ignorancia preguntamos. ¿Qué es lo que pides?, cumpliste tu parte y ahora nosotros cumpliremos. “Quiero a la pequeña” dijo señalándola. De ninguna manera podríamos aceptar aquello, mi marido se interpuso entre nosotros sujetando su grimorio y espada. Ante la mirada amenazante del padre de mi hija el Archimago cambió de opinión. “Está bien, cambiaré mis términos. Desde hoy en adelante por cada año que cumpla su hija, deberán entregarme un nuevo pacto. Con la condición que el primero sobrepase en un verso al mayor que hayan creado, y así cada año aumenten en uno la cantidad de versos. ¿Aceptan mis condiciones?” Fue su nueva propuesta. Aunque nos sentíamos incapaces de lograrlo, aceptamos las condiciones. “Bien, nos veremos en un año”, dijo mientras se marchaba”. Luego escribía sobre cómo pasó el tiempo contigo. Logró entregar los dos primeros, sin embargo al tercer año escribió lo siguiente. “Hemos podido lograr darle los dos primeros pactos, de 11 y 12 versos. Aunque no fuéramos precisamente nosotros los que los crearon. Ahora estamos en una gran dificultad, aunque obtuvimos el pacto de 13 versos aun nos falta la última parte y es muy peligroso intentar completarlo. Se aproxima la fecha límite y aun falta un verso, decidimos arriesgarlo todo y probar lo que fuera. Como medida de seguridad dejamos a nuestra hija con mi padre”. Después de eso, el diario de tu madre acaba, con una última frase… “Amamos mucho a nuestra hija y daremos lo que sea por ella, aunque sea nuestra propia vida”. Eso es todo.
Lagrimas brotaban de mis ojos, no recordaba la última vez que había llorado.
–Waaaahh –Sanae y Sephi lloraban mientras se abrazaban una a la otra, incluso Firion lloraba mientras abrazaba a Stella que se resistía a hacerlo.
Cuando los ánimos se habían calmado me acerqué a Nid y lo abracé.
–Gracias Nid, es lo más hermoso que he escuchado en mi vida.
–Pensé que tenías el derecho de saberlo.
–Según lo que sé. Toda la familia Naglfar murió en ese accidente, aunque no detallaban quienes eran ni como fue, simplemente desaparecieron –dijo Sanae ya totalmente calmada–. Eso significa que Shadis no mentía cuando nombro a ese sujeto, el Archimago.
–Entonces ese hombre aun existe… –Nid decía pensativo–, me pregunto si será amigo o enemigo.
–¡Debe ser amigo!, si no fuera por él, Nida no habría nacido.
–Puede que tengas razón, pero lo que me preocupa es que la quería a ella como primera opción.
–Hm, si. Además Shadis dio la impresión de que no sería una buena persona.
–Podríamos simplemente evitarlo ¿no creen?
–Increíble, a veces me sorprendes Firion –señaló Stella.
–Creo que lo que dijo Firion es lo más acertado, dejando de lado el hecho que debemos evitar a alguien que ni siquiera sabemos cómo es...
–Y Nid… ¿Hay algo más que puedas contarnos de ellos? –empecé a sentir curiosidad por mis padres.
–Claro, pero dejémoslo para otro día. Mañana despertarán temprano así que intenten dormir.
Todos nos acomodamos en los sacos a excepción de Nid que seguía sentado, siempre hacia de guardia. Cuando todo parecía calmado sentí que se ponía de pie. Ahora acostumbraba a respirar como había dicho para simular que estaba durmiendo. Por suerte estaba en posición de ver lo que hacía, se acercó a Sephi que dormía con los brazos abiertos junto a Flippy, se agachó tomando al delfín de peluche y comenzó a examinarlo. Recordé que muy en el fondo, Nid debía de tener la mentalidad de un niño después de todo, saberlo me alegró bastante. Luego lo puso en el brazo derecho de Sephi, tomó el izquierdo y lo puso sobre Flippy para después cubrirla con el saco que estaba bastante abierto. Después se puso de pie e hiso lo mismo a Sanae, luego a Firion y a Stella, Cuando llegó a mi lado se quedó quieto, no podía verlo porque cerré los ojos desde que cubrió a Stella, pero podía sentirlo.
–Me pregunto… –lo escuché susurrar–. ¿Estás despierta? –Seguí actuando como si estuviera dormida–; debe ser mi imaginación.
Aunque él no quisiera admitirlo se preocupaba mucho por nosotros. Finalmente me dormí pensando en ello.

Texto agregado el 21-04-2011, y leído por 46 visitantes. (0 votos)


Para escribir comentarios debes ingresar a la Comunidad: Login


[ Privacidad | Términos y Condiciones | Reglamento | Contacto | Equipo | Preguntas Frecuentes | Haz tu aporte! ]