Con la primavera florecida y mangas cortas ocasionales,según Presente, sabe mejor una buena cerveza fría, a base de brindis por una etapa que comienza, llena de nuevos despertares, horizontes, intereses, aspiraciones e ilusiones. El ambiente vuelve a tener su colorido típico estival, por la diversidad de rojos, verdes, amarillos, blancos, etc., de los pétalos; variedad de olores y perfumes.

Momentos agradables, risas; ferviente anhelo de postergar dichos acontecimientos, desear que no se vayan nunca. Disfrutar con y de la vida,agradeciendo las nuevas puertas que se van abriendo.

De pronto, el foco de luz alumbra a las malas hierbas que aparecen tras la lluvia: los miedos, las incertidumbres, rostros que no casan con la situación de Presente. Entra en escena Pasado,y al tiempo que Presente se percata de tal aparición, se rompe el cristal del vaso con el último brindis, he aquí la bienvenida a la tensión, impotencia, confusión e incomodidad.

La luz, cromáticamente se vuelve oscuridad y las flores huyen de ella como si todas fueran girasoles. Presente como si fuera mero espectador, desde el palco de honor, observa atentamente los pasos de Pasado, hasta que ve que se coloca justo al lado. ¿A caso pretende dar a elegir? Lo meramente evidente es que tanto a Pasado como a Presente les tiemblan las piernas; temen a Futuro.