En esta tarde gris y húmeda me pongo el traje de poeta y entonces escribo para vos. Miro al fervor plateado del río que te observa, hacia tus jazmines que vibran en las cuatro estaciones o las ropas que vistes cuando ensayas tus bailes pisando una nieve de flores. Pasada la lluvia matutina nace una frescura indecisa en tu Ramallo querido. Veo tus manos fraternas acariciar papeles de trámites y un corazón que sueña hoy y también lo hará mas tarde y refleja en tu mirada un brillo muy especial.
Texto agregado el 20-04-2011, y leído por 207 visitantes. (1 voto)