DOS POLICIAS EN BIKINI (2)
Despojadas de sus galones y sus armas, ambas quedaron en el llano. Todas las cámaras de televisión apuntaban, como cañones en pié de guerra, los rostros angustiados de las dos chicas. Los familiares y amigos de promoción quedaron consternados y no podían creer lo que estaba sucediendo en un día festivo como el desfile militar.
Fueron los minutos más largos de sus vidas en donde ambas chicas estuvieron a punto de colapsar. Sentían que el dolor, el coraje y el resentimiento se apoderaban de sus cuerpos. Creyeron estar atrapadas en el torbellino de una ola gigante luchando contra la corriente, sin tener una mano salvadora en quién aferrarse.
Cuando todo terminó, ellas salieron con paso ligero, casi corriendo rumbo a sus casas para evadir las miradas y los insultos. No lo pudieron evitar, pues al pasar por las transitadas calles algunas personas les vociferaban con sorna:
-!Perdidas!, con que vestiditas en ropa ligera, no?, para eso si tienen gracia pero no para cuidar las calles!, !están para otra cosa, vaguitas!,
Magnolia, enérgica de carácter, en ademán de proteger a su amiga, la tomó del brazo y la jaló con fuerza al taxi que felizmente aterrizó para salvarlas de la muchedumbre que se acercaba.
Apenas llegó a su casa, Magnolia vio a sus padres parados en la entrada principal. Querían abrigarla con sus abrazos y sus besos para consolar a la hija querida y admirada. La conocían y sabían cómo estaría sintiéndose después de semejante ingratitud.
-Tulita, hijita, estás en tu casa, somos tu familia que te apoya en las buenas y en las malas. Te ha tocado vivir un momento pésimo pero también es propicio para que demuestres tu fortaleza, le dijo su padre con palabras que regocijaron a la hija en desgracia.
-Gracias padre. En medio del drama es bueno saber que cuento con ese apoyo que no lo encontraría ni en los amigos.
- Bien dicho, hija. Esto pasará. Lo que no tolero es que te hayan vejado de esa forma, frente a miles de personas por algo completamente injusto. No puedo aceptar que tus superiores se hayan precipitado en tomar una medida tan drástica como denigrante. El peor castigo que un policía puede tener es verse despojado de la autoridad que su país le encomendó. Esto ha colmado mi paciencia y no me puedo quedar con los brazos cruzados como si fuera una gracia la que esos tipos han hecho con tu persona.
- Gracias por compartir mi desgracia. Lo que no entiendo es qué se tiene que hacer en estos casos.
- Deja este asunto en mis manos. No dejaré que el envidioso que te vendió –aun no sabemos quién fue-, se salga con la suya.
Apenas salió el primer rayito de luz del nuevo día, don Tenorio, padre de Tula brincó de su cama para ponerse el terno más elegante que tenía en su ropero. Se puso la demás indumentaria, se miró al espejo para ver qué le faltaba y se admiró de verse tan elegante y "distinguido". Sólo le faltó un poco de colonia y listo. Agarró su portafolio y se fue con paso ligero a la calle para arrancar su auto, rumbo al Ministerio del Interior.
En el trayecto hilvanaba el argumento que lanzaría al Director de Policía. Al llegar a su oficina la secretaria le dijo que no podía pasarlo con el Director porque estaba en "una reunión importante y no podía interrumpirle".
- Mire, señorita, lo que tengo que decirle es algo sumamente importante. Se trata de un caso apremiante que solo él puede solucionar. Trate de "interrumpirlo", de lo contrario en menos de media hora estaré aquí con toda la televisión para denunciar un hecho que le incumbe. Así que no pierda mas tiempo y !llámelo!.
-Veré que puedo hacer. Tome asiento, por favor, y tranquilícese.
Al cabo de unos minutos don Tenorio estaba sentado frente al escritorio del Director, el reconocido general Rocha.
- Gusto en conocerlo, general. Venía para formularle un reclamo en relación a mi hija Magnolia Tenorio. Ella se encuentra indispuesta de salud y le resulta imposible presentarse ante usted después del bochornoso acto del que fue víctima el día de ayer.
- ¿Por qué dice usted que ella ha sido víctima si lo que sale en su reporte es un acto de indisciplina que hizo el día en que se quedó de guardia en la Comandancia?
- Mire, general, esas acusaciones no tienen ningún fundamento, son falsas y absurdas. Ese fin de semana, es cierto que mi hija se quedó junto con sus compañeras Magnolia y Verónica. Esta última la filmó cuando mi hija, estaba en paños menores, llevaba puesto un juvenil bikini, haciendo gala de estar en un concurso de reinas. Le pregunto ¿es eso un delito?. Dígame usted, ¿en donde está el acto de indisciplina a la institución?. Más bien ¿quién es la persona que ha divulgado esas imágenes íntimas de mi hija por internet, sin su consentimiento?. Mi hija es completamente libre de hacer lo que le venga en gana, dentro de los límites de su privacidad. Lo agravante de todo es que, en vez de premiarla por su impecable trayectoria, por su valentía frente al crimen, la despojaron públicamente de sus galones. Es eso justo?., !Claro que no lo es!. Acudo a usted para que se le reponga en su trabajo y se le repare públicamente el error que la institución ha cometido en su agravio.
Al terminar su discurso, don Tenorio se sintió satisfecho de volcar la rabia que tenía contenida desde el día anterior. Le hizo bien hablar todo lo que durante la madrugada había estado pensando.
- Bien, señor Tenorio, lo he escuchado atentamente y créame investigaré mas a fondo este reclamo. Véngase en dos semanas para darle cuenta de nuestra decisión.
Magnolia le comentaba a Tulita, los pasos que su padre estaba dando ante el Director. Al menos, ella abrigaba una esperanza en torno a la revisión de su caso.
- Admiro la familia que tienes, mi querida Magnolia. Veo que todos te apoyan justo en el momento en que más lo requieres. No creas que soy tonta, cuando comenté con mi padre para que hiciéramos lo mismo, ¿sabes lo que me dijo? “déjalo todo como está, no vaya a ser que te lleven a la cárcel y te metas en mas problemas".
- Me apena escuchar lo que dices. Te aconsejo que hagas la gestión por tu cuenta, sin consultar con tu padre.
- Mmmm, desde que te conozco, siempre la razón ha estado de tu parte. Mi linda compañera, me has convencido una vez más. Estamos juntas en esto y juntas saldremos de esta encrucijada. !A luchar por la justicia se dijo!
No pasó ni un día más y Tula siguió los mismos pasos que don Tenorio. Ambas quejas serían resueltas el día de la citación.
Lo ideal hubiera sido contratar a un abogado que asumiera la defensa de las dos encomiables policías. Ellas lamentaban no reunir el dinero suficiente para costear los honorarios de un profesional. No tenían empleo y a duras penas lograban aportar un centavo en sus casas.
Mientras los días corrían, ambas se las ingeniaron para vender computadoras. Las ensamblaban y las vendían a los estudiantes y empresarios. Iban de casa en casa y de tienda en tienda para ofertarlas. En una de sus andanzas se encontraron, para sorpresa de ellas, con el técnico de la Comandancia dedicado al mantenimiento de las computadoras.
- Joselito, hace meses sin verte, díme, ¿cómo están las cosas por allá?, ¿nos extrañan?.
- Las cosas se pusieron feas desde que ustedes se fueron. El Mayor Rufino prohibió el uso de celulares durante las horas de trabajo y nada de filmaciones entre los compañeros. Todos protestaron en forma callada, hubo un malestar general pero no quedó otra que acatar las órdenes.
- Dime, Joselito -le inquirió Tula-, como está Verónica?.
- Ella está de novia con el Mayor. Se casan en diciembre. Harán un gran banquete para todos los jefes y compañeros de la Comandancia.
La noticia les cayó como un baldazo de agua helada. Abrieron tanto los ojos y la boca que en conjunto parecían tres platos redondos en plena cara.
- ¿Dije algo malo? ¿que les paso?, ¿porqué esas caras?, !Santo cielo qué espanto verlas!
Comenzaron a sospechar de Verónica pero no tenían ninguna prueba en su contra ni nada que la incriminara.
Antes de despedirse, Magnolia tuvo la ocurrencia de preguntarle
- Tú podrías identificar al usuario que introdujo en You Tube el video donde aparecemos en bikini?
- Claro que sí. Eso es pan comido para mí. Vayamos a la cabina de internet de la esquina y veamos quién fue el causante.
No pasó ni un cuarto de hora y los tres estaban consternados al ver que fue la propia Verónica la que había introducido las imágenes grabadas en su celular. Entendieron que todo lo había planeado y ellas cayeron en su trampa.
Era una chica corroída por la hipocresía y la envida la que tuvieron como compañera de cuarto, aquella fatídica noche.
Era una prueba contundente. Se la mostraron al general Rocha y éste, igualmente, quedó sorprendido con la versión escuchada directamente de labios de Joselito. No tuvieron que esperar hasta el día de la citación, pues esa misma tarde, el veredicto fue puesto en manos de entregado las reclamantes.
Se sintieron emocionadas cuando el propio Ministro les expresaba disculpas por el gravísimo error en que habían incurrido. Ordenó se les reponga en la institución, se les indemnizara con diez mil dólares a cada una por los daños sufridos y un ascenso al rango de Mayor.
La ceremonia tendría lugar en plena Plaza Bolívar, en las afueras del Congreso, en presencia de las altas autoridades militares y políticas. Luego de los actos ceremoniales ambas estaban radiantes de felicidad, luciendo sus uniformes y sus armas.
Fueron minutos cumbres e inmortales cuando el propio Ministro les colocó los galones de alto rango, nombrando a Magnolia como Comandante General de la Comandancia.
Acto seguido, se dispuso que Tula y Magnolia procedieran a cerrar la ceremonia. Antes de hacerlo, tuvieron la honorable misión de despojar públicamente de sus respectivos galones y armas a dos personajes indeseables para la institución.
Verónica y el Mayor Rufino pasaron al llano. Nunca más pisaron la comandancia.
Al matrimonio de ambos no asistió ningún miembro de la Institución.
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