Hojarasca de colores rojos / y el viento que pregona la lluvia a silbidos / en desgarradores gritos por el bosque, / trenes en serpentinas / y unos montes de carne viva que laten en medio de la bruma. / Piececitos helados en el piélago / racimo de ideas que arden al rescoldo, entre la leña crepitante. / Eres tú un montón de suspiros sueltos, un ramillete de delirios./ Todo junto y arremolinado en Arauco y Babilonia / dispuesta a lanzar un conjuro como trueno de luz relampagueante sobre la tierra / entre el musgo infinito de las piedras / entre acuarelas de fulgurantes coleópteros y setas camufladas en la espesura del bosque / un conjuro / dos conjuros / y hasta tres embrujos lanzados hacia el núcleo del norte. /

Hoy te he descubierto protegida del sol / deseando el temporal / como suero que te devuelve a la vida / después de un paseo alado por la muerte./ No existe temor porque los volcanes flanquean tu avance / y esto que vez aquí no es nada frente a la majestuosidad de tus alas púrpuras / abiertas en crucifixión. / Apenas un saco de chañares deslustrados, / con fortuna algo / un puñado de letras con y sin sentido / a lo más el mago que distrae la atención / un cauce seco y quieto que baja la quebrada entre llaretas y pedregales. / Mis bramidos son mudos y sin eco / mi pecho es una inmensidad que espera por ti, / mi crispa es un incendio sin origen / que deja de arder y cae abatido ante tu sombra barnizada en ocre.

Sigue iluminando mi despertar por la mañana, amén / azuza mis deseos por la tarde, dios quiera / piénsame en el ocaso, con el favor del altísimo / extírpame por la noche / cierra tus ojos y descúbreme / reconquístame / que aquí me quedo parado como un perdido / que recita sus deseos frente a ti; / cara a cara con tu asco / piel a piel con tu pecado / mano a mano con tu locura. / Relamidos te doy / relamidos te dejo / susurros / y resoplidos tibios que rocen tu frente, que ronden tu ombligo / miradas de fuego / voces y estallidos de deseo / de malos pensamientos / de grandes augurios / de ilusa fe./ Que la gracia del señor sea siempre contigo / por lo siglos de los siglos. / Entre los pliegues de tu fina piel caeré de rodillas / raeré mis codos / morderé mis labios / sudará mi piel.

Que la culpa y los malos pensamientos no dejen de inspirarme / que la ilusión y el desvarío muevan estas letras / que el alma y la piel se te ericen con mi voz / que soy bueno y soy malo / que soy ángel y espíritu feroz / hombre y mujer / que tengo una lengua que llega a las nubes y las humedece / desatando temporales / que llevo un cofre de imponentes demonios para compartir / y un cosmos para regalar; / dulce de membrillo para el hambre / y jugo de ciruela para dar. / Luz para la claridad / sombras para tu noche / todo lo que llevo lo dejo acá. / Deidad aviva el fuego que llevo dentro / no lo dejes de avivar / si quieres sutilmente / si deseas a raudal. / Dale con ímpetu al fuelle / mójalo y hazlo un barrial / dame un soplo de tu vida / ponte de rodillas / nunca dejes de pulsar.