Acaso un sólo día
Sucede algunos días, pero no
sólo algunos días, si no acaso
un sólo día,
que quisieras llegar al trabajo, una oficina
(no, no es una oficina, es una escuela, un restaurante,
un concesionario, da lo mismo),
recoger tus cosas y mandarlo todo
a la mierda (bon voyage !).
Pero llegas
y tu jefe te sonríe.
Sucede que te mueres
por besar
a tu vecina del ático (no,
vives en una casita apareada, y te mueres
por besar
a la camarera del bar de la esquina,
o a tu cuñada, da lo mismo)
y subes a pedirle azúcar (un café solo,
una foto de tu sobrino).
Pero esa mañana
no te has afeitado.
Sucede
que te gustaría salir a la calle
y gritar
¡todos los políticos
son unos hijos de puta! (o cagarte en Dios,
bailar una jota en mitad de la calcada,
escupir a las motos que hacen ruido).
Pero justo al abrir la puerta
te dices
qué pensarán los vecinos…
Sucede algunos días, pero no
sólo algunos días, si no acaso
un solo día,
que de pronto
se esfumó
la vida.
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