Escena uno: El bailarín se apoya sobre el aire, espacio que ronda la espalda, y da un medio giro con las piernas abierta cual si fuera una gacela. Allí aparece un preolader que carga el fotograma de una película, mientas una flecha redonda, compuesta de supuestos espectadores, además con el boleto de entrada en la mano derecha, gira hasta que se carga la película completa.
Donde entramos a una página dedicada al teatro, entonces los visitantes, por medio del mouse, pueden escoger entre diferentes muñecos, a los que se les permite colocar voz propia por medio de la previa escritura.
Jorge piensa que irá a recitar un discurso de estilo autoritario, donde habrá de señalar muchas verdades, que en realidad son defectos que la sociedad tiene, eligiendo un muñeco que está vestido de saco y corbata para que sea entonces la cara visible.
Pero de pronto la computadora comienza a hacer raros efectos, extraños dibujos de distintos colores, hasta que de repente aparece en la pantalla la imagen del propio diablo, aquella que se lo ve de rojo, con un rabo muy especial que representa una lanza.
Allí el diablo invita a Jorge a que vaya con su títere, haciéndose presente en el nuevo escenario.
Un poco asustado Jorge vuelve a agarrar el mouse y arrastra el muñeco hasta quedar enfrente del diablo en pantalla, quien montado en cólera golpea y escupe al representante de él mismo en el escenario. Toda esto hasta destruirlo en muchos pedazos. Donde aparece un mensaje emergente que invita al usuario a usar un buscador de archivos del sitio.
Jorge escribe una frase de amor que le surge en el preciso momento de llenar el campo de texto.
Hasta que enseguida aparece una imagen, de un actor interpretando a Otelo, que tiene dos huevos fritos hecho de muchos colores puestos como anteojos.
Entonces Jorge, luego de sentarse sobre un reluciente almohadón, que tiene bordado un elefante, ahora si se apresta a ver la obra completa.