El sacrificio es eterno flechas envenenadas surcan el horizonte penetrando en el alma. Así como el tallo marchito, el corazón sin latir llego a su fin, refugiado en la guarida. En las tinieblas de ese amor espera su perdón, queriendo encontrar la luz que lo guiara…
Texto agregado el 15-04-2011, y leído por 180 visitantes. (1 voto)