Desde los tiempos más remotos en los que el ser humano haya poblado este inmenso planeta, nació un día, un hombre. Se llamó “Individuo”.
Nació como algunos, fruto del amor de un padre y una madre, quienes lo criaron, abrigaron y trataron de brindar lo mejor, en sus posibilidades, para que el se desarrollase.
Vivían en una casa, acogedora, no muy grande ni con mucho patio, pero con muchísimas fotos y estas contaban historias, al igual que los cuadros y muebles que decoraban la casa.
Algunas de esas historias, más antiguas que otras pero cada una particularmente única y hermosa, pero a la vez inevitables.
Cuando cabro chico, Individuo, siempre tenía accidentes; chocaba con puertas, se cortaba con cuchillos en la cocina, tropezaba en la calle, por atarantado y disperso. Pero no sólo sufría por su forma de ser. También se apenaba al ver a sus padres pelear casi todos los días; por cuentas, por celos, porque el amor se acaba.
Cuando adolescente, surgieron la búsqueda de identidad, los amores, la elección de carrera, cada uno de ellos más doloroso que otro y tan extraños entre sí. Le provocaban angustia, sudores fríos, pesadillas en la noche.
Ya grande, casado y con hijo, vinieron los dolores de huesos, músculos, fruto de tanto festejar, luchar por ideales en protestas.
Vino también la pena de replicar la misma relación de sus padres con su esposa. Gritos, sollozos, rabia contenida y luego el divorcio.
Quizás uno de sus más grandes sufrimientos, el que ningún padre quiere para sí ni para su peor enemigo, fue el de perder a su único hijo. Sufrió una enfermedad muy dolorosa y lenta llamada cáncer.
En el lecho de su muerte Individuo pensó; “Toda una vida de sufrimiento, abrimos los ojos y la realidad nos bombardea con situaciones, hechos que nos deparan un futuro tan incierto pero lleno de angustias y dolor que nunca nos deja reposar un instante. Sé bien que nadie quiere sufrir, pero infinitamente estaremos sometidos a él, queramos o no, porque inconcientemente nos engañamos a nosotros mismos, o porque elegimos el mal menor, o por que somos hombres. El dolor siempre será una piedra al lado del camino”
Individuo finalmente se olvidó de sufrir, sin embargo Individuo sufrió por ser hombre e Individuos somos todos.
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