Sucedió un día en que habíamos ido con toda la familia a la playa, el mar estaba tranquilo, no veía problemas en que los niños se metieran a nadar, solo que no sé porque ellos simplemente no querían entrar al agua. Mi suegra desde de orilla los animaba pero los chamacos seguían renuentes, de pronto una enorme ola envolvió a mi suegra y como a un muñeco de trapo se la llevó, una expresión de terror distorsionó el rostro de mi esposa. Todo sucedió en fracción de segundos porque inmediatamente, sin poder hacer nada para impedirlo, miré horrorizado como esa misma ola devolvía a mi suegra sana y salva a la playa.
100% ficción. No he conocido suegra más noble que la mía.
Texto agregado el 14-04-2011, y leído por 129
visitantes. (5 votos)