Apareciste de la nada,
Mientras la niebla oscura me cubría, ataba mis manos y vendaba los ojos,
Y pude sentir esas ganas desesperadas,
Esa opresión en el pecho,
Ese vibrar de alma,
Y mire a lo lejos tu rostro,
Sentí tu presencia en la distancia,
Tus brazos cubrieron mi cuerpo,
Y quitaron la venda que día a día me mataba,
Me devolviste la risa olvidada,
Tu alma reconoció la mía,
Ya no quiero soltar tus manos,
Quiero encontrarte en la madrugada,
Déjame llenarte de besos,
Me perderé en tu sonrisa,
Que mis deseos se apoderen de los tuyos,
Que la hoguera permanezca encendida a pesar del invierno,
Y que seamos tu y yo, en el silencio y en la distancia.
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