me inscribieron en el colegio... era la primera vez que iba a un coso de ese tamaño. tenía cinco años y casi era conciente de todo, menos de la muerte de mis padres... recuerdo haber llorado mientras me llevaban a la fuerza, por mas que puse todos los frenos en mis piernas, no pude remediarlo, veía como pasaban por mi lado los árboles, los autos, la piernas de la gente, los niños de mas edad y todos, indiferentes, como si vieran a un perro engreído... luego, allí estaba, en la puerta de una casa llamada colegio, lleno de niños que entraban como si fuera una cárcel o una especie de lugar de castigo obligatorio... entré y una señora de amplias caderas y mirada grasosa, me cogió de las manos... tuve mas temor, pero mis lágrimas parecían congeladas, secas como lágrimas de perro... entré a un cuarto lleno de niños y niñas. busqué un lugar donde sentarme y otra mujer entró tras de mí... habló y habló, mientras syo pensaba en las horas en que pasaba en casa, mirando todo un mundo, desde mi ventana... recordé a mis padres salir a la calle para nunca mas volver, pero por las noches parecía sentirles cerca, casi a mi lado... sentía sus cálidas manos, sus ojos brillantes sobre cada uno de mis pensamientos, en verdad, estaba acompañado de mucho amor, pero en mi casa... un golpe en la cabeza me sacó de mis pensamiento... era la señora que dejó de hablar para preguntarme cosas que no podía escuchar, quizá por la friladad de todas las miradas y atención de los chicos a mi lado... me paró y me dijo que saliera un momento... salí y apenas vi la puerta de coso, caminé hacia ella... salí sin que nadie se diera cuenta y caminé, caminé, caminé, caminé, caminé... han pasado los años, los años, los días, las personas, las casas, los colegios, aún sigo caminando, no recuerdo el pasado ni pienso en el futuro, tan solo vivo el presente, como los animales... he escuchado muchas cosas, dicen que la vida es un problema y que la muerte es la solución, que no debiera temer mas nada... la verdad es que nadea temo, tan solo sigo caminando, sigo solo, no sé hasta cuando, pero siempre recuerdo a mis padres cuando duermo, y cuando no sueño con ellos, lo hago con un lugar muy alejado del tiempo, donde todo es siempre de día, donde el temor se hace alegría, donde el amor es mi mejor compañía... en verdad, jamás imaginé que apenas di un paso fuera de aquel colegio, mi vida se transformara en una escuela infinita, vacía de personas pero llena de enseñanzas y eso que tanto gusta a todo ser humano, eso llamado bondad, perdón, alegría, cosas que existen para los que viven en la cápsula del ahora...
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