Noches sin estrellas hicieron que el joven poeta buscara un lugar lejos de su abismante realidad. El umbral del miedo debía cruzar y transgredir los límites invisibles del estrecho mundo.
Sus ideas vivirían, sobre el agua caminaría y por los cielos volaría.
Al otro lado del espejo lo esperarían los maestros del mágico arte.
Durante el tiempo en receso, le habrían de enseñar a observar con cautela la vida cósmica de la naturaleza. Su cielo siempre sería azul y despejado, durante las noches las estrellas poblarían el firmamento, el viento le susurraría melodías plenas de armonía y la luna custodiaría en cada cráter el conjuro del día.
En las sendas de la magia, ha sido encaminado por un largo fragmento del tiempo en receso. Tiempo que ha sido suspendido al otro lado del espejo. Ya no hay nada que temer, ni nada que esperar en el estrecho mundo...entre tanto, las imágenes recreadas en la superficie colosal se multiplican con los trucos del mago. Sus manos crean y su mente ha sido abierta. El fuego de sus ojos regresa con las palabras que toman vida y fuerza. Palabras que fueron burla de muchos cuando era un joven poeta de sueños “inimaginables” en el mundo mezquino de lo imposible.
Impensadamente, el tiempo se echó a rodar ... marchitando todo lo que veía a su paso al otro lado del espejo. Fue triste ver envejecer tan rápidamente su hermoso refugio y sentir como el cuerpo perdía su juventud. Al parecer el ornamento del paisaje exquisito se había descolorido, las almas se perdían en el ocio; llorando por el suplicio que causaba tanta desidia.
Ya no hay trucos en el mundo del espejo...solo trozos inertes del avasallador ataque del tiempo.
Ya deslucido y acongojado, el mago intenta encontrar algún rastro de vida cósmica que le trajera de vuelta la ilusión y la poesía. En medio de la tierra estéril se hallaba un pequeño trozo de espejo reflejando su imagen perdida en la dimensión temporal, tal animación era nostálgica pero a la vez fantásticamente vigorizante. Así que abre sus labios cansados y con sus manos ajadas, sosteniendo fuertemente la misteriosa esquirla, se dispone a recitar su último conjuro de magia.
Su alma abandona el viejo cuerpo y estalla en fragmentos ilimitados que vuelan por todos los rincones del mundo opuesto.
Es devuelto el cuerpo y el color a las almas. La vida regresa de nuevo al entorno apocalíptico, transfigurando el gris-oscuro por una armonioso conjunto de colores vivos y se va cerrando un largo ciclo. Todo había regresado a la normalidad, excepto un detalle inevitable: EL TIEMPO.
Tiempo que se va y no vuelve...y que en sus minutos muertos se queda el pensamiento.
En el yacen todos los viejos recuerdos y mas tarde se encarga de darles un espacio en el universo. A veces es efímero como el viento y otras veces se marca en la piel envejeciéndonos. ¡Que malo es a veces el tiempo!.
...Ni el joven poeta, ni el gran taumaturgo pudieron volver a detenerlo. Desde los versos mas elaborados hasta el conjuro mas poderoso se los fueron llevando los raudos segundos al precipicio histórico. Ahora el estrecho mundo y el mundo al otro lado del espejo ya tendrían algo en común:
la maldición del tiempo.