Sergio se sentó en el viejo sofá de terciopelo oliva escupiendo “el último”, mientras levantaba el dedo índice a modo de justificacíon o quizás, simple explicación de su intencion de dejar de fumar.
Que cosas locas que tiene el idioma, loco.
Primero llamó la atención su exagerada imbecilidad para expresarse, luego Sergio también notó que no existía el mas mínimo sentido que aquel personaje acababa de soltar.
Como las vocales, por ejemplo. Yo puedo tomar la estructura de la palabra-las consonantes, las que trascienden oralmente por que suenan mas fuerte o por lo que mierda sean- y cambiarle las vocales..¿Y van a ser palabras totalmente distintas! Con un significado social distinto, y todo sin haber cambiado las consonantes, o sea el esqueleto-estrucutura de la palabra en cuestión.
Sos un pelotudo, Juan.
¿Por que? No entendés lo que te digo?- Se sintió insultado el rubio-.
Sos un pelotudo, loco.- Insistió el otro sacudiendo suavemente la cabeza con la mirada hacia el piso-
Viejo te digo que si yo digo: “Como perros y gatos” , me estoy refiriendo a cosas que se llevan como el culo. Pero si encambio digo –ahí enfatizó su tono, Juan- “Como porros y ghetos” son cosas que van de la mano, viejo.- Explicó haciendo ademanes con las manos que expresaban que su compañero estaba equivocadísimo-.
“Gheto” es con hache intermedia, maldito idiota ignorante.
Ya lo sé. Pero me refiero a la sonorización de la palabra.
Igual sos un pelotudo, Juan. –Concluyó Sergio, casi enojado.