Iba yo un día paseando por la calle con el teniente Dan cuando vi a un señor que pedía dinero con un cartel que decía ‘Sin hogar’. Le di un billete de 20 dólares para que pudiera tener una casa. Entonces el teniente me dijo:

- Bueno, ya solo le faltan 10.000 Forrest más para que se la pueda comprar.

- Pero teniente – contesté yo - ¿por qué no va al banco para que le den dinero y así poder comprarla? Mi papá y mi mamá lo hicieron así.

- Forrest, sigues siendo tan tonto como siempre. El banco te presta dinero a condición de que demuestres que no lo necesitas.

- Tonto es el que hace tonterías. Pero si no lo necesitas ¿para qué vas a ir al banco entonces?

- ¡Es una ironía, cabeza hueca! Lo que quiero decir es que los bancos tienen que saber que el dinero se lo vas a devolver, que tienes trabajo, avales y esas cosas…

Yo lo estuve pensando mucho, porque la verdad es que el teniente Dan se cree muy listo pero no sabe explicar bien las cosas, no como mi mamá, a ella la entendía siempre. Entonces dije que podríamos montar un banco que le prestara dinero a la gente y que lo devolvieran cuando pudieran. El teniente me miró como si yo fuera idiota pero me dijo que era mi dinero y que podía hacer con él lo que quisiera. En realidad no lo dijo así pero no puedo repetir algunas de las palabras que utilizó.

En poco tiempo ya tenía mi banco, el Forrest Bank. Personas de todas partes venían a pedirme un préstamo y se iban muy contentas porque pronto iban a tener un hogar. Seguro que mi más mejor amiga Jenny estaría orgullosa de mí. El teniente me visitaba de vez en cuando a ver cómo iba todo pero siempre se iba enfadado. Me decía cosas como que la gente se pensaba que yo era un primo y un subnormal por dar esos créditos, así que los llamé hipotecas subprime y puse anuncios. Y no creerán lo que pasó: ¡más bancos decidieron hacer lo mismo! Según ellos lo mío era competencia desleal y empezaron a dar créditos como yo, ¡hasta bancos de todo el mundo!

Hay una cosa que se llama la ley de la oferta y la demanda. Yo lo sé porque me lo explicó Bubba con el negocio de las gambas. Como todo el mundo se estaba comprando casas cada vez eran más caras y cada vez teníamos que prestar más dinero. Y un tiempo más tarde resultó que la gente no podía devolverlo. Los bancos se quedaban con las casas pero no podían venderlas porque ya nadie prestaba dinero para comprarlas. Cuando a mí se me acabó el dinero tuve que cerrar el Forrest Bank pero por lo menos no perdí mi casa y me quedó suficiente para mí y para el pequeño Forrest.

Un día llamaron a la puerta y era el teniente Dan. Pensé que venía a enfadarse conmigo pero lo que quería era si podía vivir con nosotros. Había invertido todo su dinero en unos fondos de inversión de un señor que se llamaba Madoff y no se lo devolvieron. Y ahora vivimos los tres juntos. El teniente se enfada mucho cuando salen noticias en la tele sobre todo lo que está pasando y yo le digo lo que decía mi mamá: la vida es como una caja de bombones, nunca sabes lo que te va a tocar. Ya vendrán tiempos mejores.

Y esto es todo lo que tengo que decir sobre la crisis mundial.


walas