El nacionalismo fue la principal herramienta
De control de masas y creación de fronteras
Cuatro jaulas forjadas de himnos y banderas
Y diez ficciones con pacto de retroventa

Con un mango de mimbre la empuñamos
Con manta de la sierra la hicimos estandarte
Bella y mortal arma convertida en arte
Que en leyendas y en monedas acuñamos

Pusimos espaldas juntas y diferencias aparte
Estiramos las fronteras con nuestro sembradio de hule
Sostenidas de la pampa y el árbol del Tule
Tres idiomas y cien guerras son nuestro baluarte

Somos treinta pueblos sembrados entre cordilleras
Con ventanas, puertas y las venas abiertas
Gastadas políticas y economías muertas
Que combatimos con caudillos y guerrilleras

Desplantes de Calderón y caprichos de Chávez
Nos tienen con el cuello justo y las arterias
Que escurren de sangre llena de bacterias
Ahogando a nuestras tierras desde Ciudad Juárez

En Bogotá se ha plantado la guerrilla
Con balas de rebeldía adulterina
Y sin plomo llegan balas a Argentina
Tirando al Clarín que se cuece a la parrilla

Donde la libertad se vende, se compra el amor
Miércoles de “por un juez lleve dos instituciones”
Ofertas de tratados, leyes y constituciones
Son el mercado de un bloque aborrecedor

Poemas en verso, pinturas, gritos de clamor
Que describen muerte en escenas violentas
Mujeres sucias con desgarradas vestimentas
Serán de esta, nuestra guerra el detonador

Y si Chile cayó, nos levantamos en verano
Trabajamos seis días y el séptimo… no dormimos
Pues si no somos hermanos al menos somos primos
Sin petróleo, con arepas, mate y pisco peruano

A nombre del pueblo esta tarde exigimos
Si su plan es dañarnos háganlo sin reservas
Denle con un palo al panal de esta colmena
Pues mientras más nos dañan, más nos unimos

Hoy es cuando usar propias herramientas
Extender nuestra voz con sonetos y canciones
Alargar piernas con bailes de tacones
A final de saciar nuestras almas sedientas

Y por nuestros poemas hemos de perder las manos
Y por nuestra voz perderemos hasta la razón
Pues no hay armamento que mutile la pasión
Ni gobierno que nos venza, ¡Latinoamericanos!


Jaime Carcaño