Los pájaros vuelan sobre mi cabeza, ellos saben más que yo.
(La libertad es cosa de niños si lo que quieres es aprender).
Ni un millón de años, garantizarán mi angustia.
Llegó el tiempo de la verdad y yo no sé que hacer con ella.
Pregunta a los maestros, me dicen, me digo.
Recuerdo los cuentos que no escribí y me da pena mi soberbia,
procuro alegrar a los míos y choco con mis mentiras.
Olvidé el amor hace tanto que renuncié a los infiernos y construí una madriguera desde donde podía manejar mi mundo, mi pequeño mundo sin oposiciones, ahí estaban los hombres, los simios y los profetas, yo en medio tratando de arreglar el entuerto.
Necedades. Cuántas veces me lo advirtieron. Llegué al cruce, pero era tarde, muy tarde. Me maldecí mil veces y lo olvidé todo.
Hoy estoy aquí de nuevo, como si nada, pensando en ella todo el día y dándome cuenta que he perdido el tiempo, pero era inevitable.
Debo cumplir con mi destino, mal que mal soy un héroe, tal vez uno de segunda, pero un héroe al fin , esclavizado, alterno y eterno.
En definitiva, maldito.
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