--¡Presente!-- grité desde la esquina de mi mundo, mientras la profesora escaneaba hasta lo más profundo de los rincones con esa mirada que tienen las aves negras que luego van a comerse las plantas de mi abuelita. Luego nos puso a resolver problemas como si los que tengo no fueran suficientes; la muy ingrata me habia dejado ocho para comer aquí y otros ocho para la casa, ya tenía sentenciado que no iba a jugar nintendo ni cosa divertida porque mi madre es una fanática de la entrega a tiempo de tareas; mi mamá dice que las cosas que se hacen bien y a tiempo desmuestran la responsabiliad que tengo con la vida, así que debo realizarlas con eficiencia, yo no sé que significa esa palabra, pero como me lo dice cuando le ayudo a lavar los trastes o cuando limpio mi cuarto o saco a pasear al perro, me imagino que debe de ser algo cansado y fastidioso y yo detesto cansarme y fastidiarme, esas palabras sí las sé porque no me gustan nadita, nadita.
La gente grande como mi mamá o mi papá siempre se la pasan trabajando para que comamos y en el caso de él, también bebamos, pero todas las noches llega cansado y no quiere jugar conmigo algún videojuego o a las canicas, pero nada más le digo que tengo tarea, deja todo y se pone conmigo a hacerla, mi madre dice que eso le encanta a mi padre y que siempre fue un excelente alumno, yo le creo, pues a veces yo ya me estoy durmiendo y él sigue haciéndola bien sonriente, hasta creo que está mal de su cabeza porque en sus tiempos libres se la pasa leyendo.
Los papás de mis amigos también se la pasan trabajando, menos el de Rodrigo que siempre está echado como marrano frente al televisor, Rodri dice que no va al trabajo porque demandó a la empresa en la que trabajaba por que se le cayó un fierro de la máquina en el pie y como la cucaracha, ya no pudo caminar, pero yo lo veo correr del baño a la hamaca para que no se la ganen y corre bien.
A mis cuates como les encanta andar de aquí para allá persiguiendo como bobos una pelota polvosa, dándose madrazos en las espinillas, gritando groserías para que se la pasen y queriendo hacer trucos geniales, aunque ya van dos mensos que se descalabran con pedazps de tejas por andar intentado hacer una chilena. Yo no le veo el chiste, yo prefiero sentarme debajo del palo de grosellas y esperar a que caiga alguna cerca para comérmela, a mí me fastidia caminar y correr ni se diga; la escuela es otra cosa que me desagrada porque uno tiene siempre que estar movido y haciendo cosas, sobre todo en educación física, además me queda legísimo de la casa, siempre pierdo una hora de camino y nunca llego a ver la caricatura de la una y media que es la que más me gusta; a decir verdad hay días en los que me agrada ir porque hay una niña en mi salón que me gusta mucho y esos días son los miércoles y viernes porque nos toca danza y ella es mi pareja; yo no bailo bien, de hecho siempre la piso, pero ella lo hace más hermoso que la señora que danzaba en la obra que fuimos a ver el mes pasado, creo que se llaamaba el rio de los patos o algo así, no recuerdo bien el nombre, pero el chiste que Mariela lo hacía mejor que ella.
Ella vive cerca de donde yo vivo, pero en una calle muy diferente a la mía, llena de casas bonitas con carros bonitos y gente bonita con perros bonitos, en fin, todo es bonito ahí. Mariela es una niña muy divertida y siempre anda movida, opina mucho en clases y siempre participa en todos los eventos, en especial en ballet, yo trato de seguirla en los que puedo, pero creo que la danza es para las niñas, pues las mallas, aparte de que se ven ridículas en los niños, lastiman entre las piernas y para poder orinar te tardas como media hora en quitarte todo.
Siempre la ando buscando, pero de forma escondida porque si mis amigos se dan cuenta de que me gusta me van a cargar de broma en broma y así como son de traviesos hasta pueden hacer que se enoje conmigo.
Ya tenía resueltos los primeros cinco, ya sólo me faltaban tres para poder salir, así que se los copié a mis amigos, la maestra me los estaba revisando; cuando estaba en el escritorio ella apareció, se quedo mirándome y me sonrió --hasta que te apuras-- me dijo, yo no dije nada y me quede bien mensote viéndola y cuando recordé que la estaba viendo fijo, desvié la mirada a mi cuaderno y la profesora ya me lo estaba entregando, me puso la cara como de que sabía que había hecho trampa, pero como era jueves y estabamos en la última semana antes de irnos de vacaciones me dió chance.
Me fui a mi asiento y acomodé mis útiles, por andar platicando, mis amigos no se dieron cuenta de que me iba hasta que ya estaba en la puerta con mi mochila y ya no podían copiarme, qué mensos. al llegar a la entrada, descubrí que mi mamá no llegaría sino hasta una media hora más tarde y eso si no había tráfico, pero como siempre hay, serían como una hora, así que decidí irme solo y avisarle llegando a la casa, cuando ya me disponía largarme de la escuela, ella me volvió a aparecer --¿Te vas a ir solito?-- me quedé mudo, pero el corazón se las arregló para contestar --sí ¿y tú?-- --Pues mi mamá va a tardar en llegar y me pensaba ir sola-- aun cuando para los niños que han tenido muchas novias esa era una invitación para irnos juntos, yo era de los mensos y a mí no se me ocurrió que eso quería decir, así que contesté con la respuesta más inteligente que pude armar --¡ah!--, gracias a dios ella no es mensa y me salvó --si quieres podríamos irnos juntos-- algo sentía en mi mano, como si tuviera miles de hormigas caminando --sí--. Nos despedimos de la señora que cierra y abre la puerta y nos fuimos.
El pequeño camino de la escuela al metro, que antes me parecía eterno, apenas si lo sentí, compramos los boletos, que por cierto le disparé y nos fuimos hacia la casa; ella se sentó al lado mío y me iba contando acerca de como era la vida en su barrio, que creo que ella no le llamaba así, le decía unidad, pensé que era por lo bonito, no me importó, yo le escuchaba atento.
Cuando salimos del metro, ella me preguntó que dónde tomaríamos el micro porque caminando era como media hora, yo le dije que no sabía, pero la mentira se valía con tal de tenerla cerca, ella quería preguntarle a unos señores que estaban platicando en el sitio de transportes, pero yo la detuve diciéndole que se veían de muy mala pinta y que a lo mejor estaban drogándose; ya pasando por esto de la mentira, decidimos irnos a pie hasta la casa.
En el camino hablamos de la escuela, me contaba lo que hacía en los ensayos de poesía y de la escolta, de los exámenes que tenía que hacer cuando la primaria competía con otras y las obras de danza a las que asistía por parte de la escuela. Me preguntó que qué me gustaba hacer y yo le hablé con la verdad, le dije que me encantaba jugar futbol con mis amigos y comer grosellas después de cada partido, que leía de vez en cuando y que me gustaban las caricaturas. Ella sonrió con esa sonrisa que dios sólo le dió a ella.
--¿Por qué no juegas futbol en la escuela? -- tragué saliva --es que con mis amigos me gusta más y ahí en la escuela es puro golpe--, --eso sí--.
--¿Y te gusta ir a la escuela?-- esta vez sabía que no podía engañarla, pues mi promedio no era el más alto ni estaba entre el top ten del grupo --pues la verdad no, no me gusta, es muy cansada, además nunca ponen nada importante ni nada que interese--
--Interesante cómo qué--
--no sé, pero debe ser algo divertido, algo que me guste, que me atraiga a hacer las cosas-- ella dijo una palabra que había usado en un concurso de poesía, pero que yo no sabía qué significaba --algo sublime ¿no?-- pero no iba a sacar lo burro que hay en mí delante de ella --sí, algo así debe ser-- ella sonrió.
--Creo que tienes razón, algo interesante, pero también creo que no nos lo van dar porque eso debemos buscarlo nosotros--
--sí, puede ser--
--Tú debes de buscar sólo lo que te agrade, las cosas que te interesan deben de mantenerte ocupado, creo que serías más felíz si hicieras justo lo que quieres y tuvieras justo lo que deseas, ¿No crees?--
--pues igual, ¿Crees que no soy felíz?
--No digo que no lo seas a ratos, pero por como te veo en clases más bien estás aburrido siempre, no te mueves mucho para que no te pregunten, no hablas para que no te regañen y no te esfuerzas en los exámenes para que no esperen mucho de ti--
¡caramba! esta niña sabe todo de mí y yo muy poco de ella; yo estaba revisando lo que dijo y no me llegó a mi cabeza más que la idea que entre las clases ella me veía. ¡qué lindo se siente saber eso!.
--Pues si me aburro, la escuela es aburrida--
--por eso te digo, busca lo sublime; mi maestro de poesía me dijo eso y lo he tratado de seguir, tú haz lo que te gusta, haz sólo lo que te agrada y en especial, trata de tener lo que más quieres, así no habrá forma de que te sientas aburrido--
--Sí, trataré--
El tiempo vuela cuando uno está platicando tan a gusto, llegamos frente a la puerta de la unidad donde ella vive, se despidió con un beso en la mejilla y se fue corriendo hacia su casa. Yo me quedé un parado viendo como abría la puerta y entraba, miraba las rosas sembradas en su patio, el coche de su papá, recordaba los girones de su pelo al saltar entusiasmado por haber llegado, en eso estaba yo cuando al tarado del policía se le ocurre echarme un chorro de agua con su botella y salpicarme los sueños de boda imaginaria que ya tenía con Mariela.
--Ya llégale chamaco, ya es tarde para que andes por aquí, además va a pasar un carro--
Sólo lo mire con esos ojos que le pongo a mi mamá cuando me dice que la acompañe a la clase de tejido en la iglesia. Caminé pensando en lo que habíamos platicando con Mariela, hice los ejercicios y no me dormí hasta tarde; en vez de eso me subí a la azotea y me quedé sentado toda la tarde leyendo un libro de poesía de donde pude sacar una frase, que no sé que significa, pero se escucha elegante: El amor me ha cambiado el itinerario, cuando era sol, me ha dado luna.
Luego, ya más tarde cuando me disponía a dormir, decidí ir a buscar en el diccionario la palabra que tanto relajo había causado en mi cabeza.
Sublime: Excelente,admirable,lo más elevado en su género. Comprendí que era un punto muy alto en los deseos de las personas y en el calendario que mi mamá tenía había una frase en donde estaba la palabra: Sublime como un beso. Supuse que el beso debe de ser algo que las personas hacen muy simple, pero que lleva algo más complicado y lindo. No pensé más y me fui a dormir.
Al otro día, todo fue normal, las clases aburridas y yo seguía pensando en lo platicado y en lo que investigué, en la frase del libro y en ella, sobre todo en ella. Mamá me había dicho alguna vez que los amores de niños son apenas una probadita de lo que viene, que uno no está realmente enamorado a mi edad, que son sólo sentimientos de comodidad y de compañía; no sé bien a qué se refería, pero yo siempre quería verla y estar con ella, yo sentía las mariposas que dicen los de la tele y en todos lados esperaba verla como dice mi abuelo, yo deveritas que estaba enamorado.
Lo más elevado. Resonaba en mi mente; ella no estaba en clase por un ensayo de escolta, decidí preguntarle a la profesora acerca de la palabra, me contestó que era un acto bello, muy por arriba de los que hacemos comúnmente, me puso de ejemplo la creación de un poema y me dijo que algunas personas creían que cuando el presidente daba el grito el 15 de septiembre, pero con voz varonil y fuerte y el de una obra musical clásica que enchina la piel. Yo ya estaba agarrando la onda del significado, decidí hacer lo que la maestra puso de actividad. Salimos al receso y ahí supe que ella había salido antes a comer y que sólo entraría a clases en la última hora porque el ensayo era importante, no supe de qué forma era más importante que las clases, pero eran órdenes del director de esas que no pueden ser ignoradas.
La última hora llegó lenta, pero al fin, como a la mitad, llegó ella, toda roja de sus mejillas, preguntando por las tareas y ejercicios que habíamos hecho, ella me miró y yo sonreí cuidando que mis compinches, más pinches que com, no me vieran.
Traté de salir lo más lento posible, me hice menso como veinte minutos y después empecé a copiar el texto y hacer la síntesis, mis amigos, que eran los más flojos del salón, ya habían acabado y me estaban dice y dice que me apurara, la profesora, enojona como siempre, los regaño diciéndoles que por flojo debía quedarme, yo puse mi cara de que me valía y les dije que se fueran, que al rato los veía, que mi madre iba a venir por mí y que mi padre me había dicho que le pidiera a la profesora ejercicios para hacer en las vacaciones. Eso los ahuyentó. En cuento se fueron acabé el ejercicio, lo entregué y salí del salón como alma que lleva el diablo; estaba un poco nervioso y preocupado por si ella ya se había ido porque me tardé más de la cuenta, pero no, ahí estaba, tan linda, escuchando las últimas indicaciones de su profesor.
Cuando llegué hasta la puerta, ya el discurso había acabado, ella volvió a sonreirme como si no tuviera cosa más importante que hacer más que hacerme el día --y ahora, por qué hasta ahorita, ya todos se fueron-- me dirigí hacia ella, ya sin ningún alumno en el camino -- es que me quedé haciendo unos ejercicios y revisando algo con la profesora--
--ya te veo más divertido--, sonreí --sí, ando más alegre--, ella se agarró la dona de su pelo -eso es bueno-- dijo --supongo que sí--.
--Oye, ¿Vas a irte sola otra vez?--
--No, hoy viene mi mamá, debemos pasar a otro lado--
Puse mi cara de menso --Uta, pues ya será después entonces--
--¿Será después? ¿Qué me ibas a decir?--
-- es que quería hablar como la otra vez, sobre lo aburrido y las cosas que uno debe hacer--
--¡Ah sí! Sobre lo sublime ¿no?--
--¡Aja!, algo hay de eso--
--sí, pues mi mamá no ha llegado, a lo mejor tarada tantito--
Nos sentamos en las escaleritas que están ya afuera de la escuela.
--Fíjate que no había leido poesía, pero es muy bonita, me gustó--
--¿A poco leíste poesía? Orales, pues sí es linda, a mí me gusta mucho--
--Sí, estuve leyendo un poco, a mí me gustan más las historias de bandidos, pero los poemas no están mal-- Me paré y compré dos paletas antes de que se fuera el vendedor y le dí una.
--gracias--, --de qué--
--¡huy! Ahí está mi mamá-- ¡demonios!, pensé.
--¡Aca estoy!-- voltió a verme --bueno, ya me voy--
--oye antes de que te vayas--
--¿Qué?-- me dijo, con esa voz tan graciosa y linda que se oía en cada clase
--Que estuve pensando y buscando sobre lo sublime que me dijiste ayer--
--¿Y qué encontraste?--
--Pues que son cosas lindas, excelentes, actos que sobre pasan las cosas humanas, actos que están muy por arriba, cosas que uno hace para hacer lo bello más bello--
--¿Y, qué has decidido hacer?--
--Primero, preguntarte algo--
--¿Qué?--
--¿Quieres ser mi novia?--
Ella se quedó sorprendida, seria como nunca y viendo el piso sin querer.
--¿No crees que es muy pronto para la respuesta?--
--Bueno, supongo que sí--
--Mejor ´dejame pensar todas las vacaciones y dime qué descubiste de lo sublime--
--Que el diccionario lo define como algo inalcanzable, pero la poesía lo hace más humano--
--¿Más humano? ¿Cómo?--
Ahí, sin más ni más, recordando los poemas acerca de las mariposas que siempre llevan una rosa en las patas, de la primavera y de las lunas y los soles, así sin más preámbulos y sin miedos, me acerqué a ella cual saeta, le agarré su nuca como en las novelas y como en las novelas le di un beso. Ella me miró, cuando pensé que me iba a dar una cachetada, me dijo --¿eso es lo que dice la poesía-- yo seguía extasiado, pero contesté --eso dice la poesía y ahora le creo--
--¿Qué crees?--
--En lo sublime--
--¿Ah, sí? ¿Qué crees de lo sublime?
--Creo en que existe lo sublime--
--¿Un beso es para ti lo sublime?--
--no--
--Entonces, ¿Qué es para ti lo sublime?
Con todo el conocimiento que el libro de poemas, el diccionario, mi madre, mi abuelo, el calendario y mi profesora me habían dado, dije la única frase ya revisada por mi cabeza --Lo sublime eres tú--
Son vacaciones, estamos en otro estado, mi padre me compró un libro de poemas, he hecho los míos, tengo una alberca cerca, hay muchos dulces a mi alrededor, puedo ver todas las caricaturas y jugar el nintendo, puedo hacer muchas cosas que eran divertidas, pero ahora lo más divertido y menos aburrido, lo más sublime es pensar en ella.
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