No olvides que un día la fortaleza me acaricio. Que la debilidad fue mi sombra. Que la cobardía me gano la partida. Que mi corazón se ahogo con mi llanto. Que mi alma no encontraba el sosiego Que mis ojos perdieron la vida como la tierra seca. Que mi alegría se escapo dejando un canto mudo. Que mi piel envejeció por momentos. Que la rabia corría como sangre por mis venas. Que tan solo el dolor me recordaba que aun seguía viva . No olvides que la vida me reto a dos muertes diferentes. Y aquí sigo.
Texto agregado el 31-03-2011, y leído por 278 visitantes. (9 votos)