Cada día es lo mismo, la rutina de nuestra vida, despertar cada supuesta mañana, en paz, junto a mis hermanos, ya sea en una estación espacial, la nave insignia, o un nuevo planeta ya dominado. El desayuno artificial, una cena común, sin variantes más que el sabor.
Aunque poco se nos informaban de las noticias galácticas, más de lo que nos concierne como soldados, en algún momento nuestro comandante nos ha hablaba sobre algo nuevo e inesperado. Una nueva amenaza. Se ha hablado mucho sobre una supuesta rebelión creciente entre los políticos del senado, y varios sistemas ya se han declarado en contra del imperio y del mismo Emperador. Bail Organa, por lo que he oído, es uno de los principales incitadores a este nuevo movimiento rebelde, apoyado por un viejo General, Jedi sobreviviente de la famosa y sombría ‘‘Orden 66’’, el maestro Rahm Kota.
Aún recuerdo que por esos días del alzamiento del Imperio, nosotros aplastamos toda supuesta rebelión. Naboo, Kashyyyk y todo planeta que aún quisiera desacatar el nuevo orden imperial… en el nombre del Imperio Galáctico, antes conocido como La República Galáctica.
Poco después, cuando ascendí a capitán mi conocimiento fue creciendo en ciertas materias, pero aún así un Stormtrooper no tiene muchas posibilidades de desarrollar su propia opinión. Este Bail Organa logró arrastrar masas junto a Mon Mothma, otra senadora, y además del peligro que se generó hace pocas semanas en la nueva estación espacial, ‘‘Death Star’’, donde según cuentan, el Emperador Palpatine estuvo a punto de morir junto a Lord Vader, bajo la espada de un Jedi, conocido como Starkiller, responsable de una de mis cicatrices y de la muerte de algunos de mis hermanos y camaradas. Tras todos estos sucesos y otras cosas que tardaría lunas en contar, he llegado a pensar más de lo debido. ¿Por qué estoy peleando?, ¿por qué estoy dispuesto a morir?, pues vivo cada día por un ideal que no conozco. Un imperio que no me identifica ni a mí, ni a muchos de mis hermanos. Sirvo a un tirano al cual nunca he visto en persona a más de unos varios metros. Esta figura de terror y oscuridad que nos usa a nosotros para gobernar.
Cuando aún era un ‘‘brillante’’, en una de las rebeliones que debimos ‘‘apaciguar’’, recuerdo ver a Lord Vader torturar a unos Gungans en Naboo, que defendían a la Reina Apailana, la cual luego fue asesinada junto a otros Jedis que se escondían en dicho planeta.
Este imperio se sostiene con el miedo, lo he visto. Cada autoridad es digna no de respeto, sino del miedo con el cual manipulan tanto a los planetas que dominan, como a las tropas que dirigen. Lord Vader, Moff Tarkin, son claros ejemplos de lo que se ha vuelto este imperio oscuro.
Nosotros, los Stormtroopers somos mirados con desaire por las tropas de elite y los lideres de alto rango. Somos los primeros en morir en batalla. Nuestras misiones pueden ser suicidas y a nadie le importa. Nos obligan a cumplir con las órdenes más barbáricas y crueles. Sin embargo nos hemos ganado el respeto de la galaxia… el miedo de la galaxia. ¡Los mismo wookies nos temen!, al surcar a través de las estrellas nuestras múltiples historias y proezas. Hemos heredado de nuestros hermanos de la República aquel respeto que se ganaron en grandes batallas como la de Geonosis, Felucia, Mygeeto y Kashyyyk.
Pero nadie conoce nuestro interior, ni se imaginan que bajo estas armaduras hay seres vivos, humanos, clones o no, eso no importa, seres pensantes y con uso de razón, limitados si, por la autoridad, seres pensantes al fin. Hemos visto a nuestros hermanos caer en batalla… incluso por nuestras propias armas.
Años después del alzamiento del Imperio, hubo una purga, conocida actualmente como el ‘‘Levantamiento de Kamino’’, en donde hubo una rebelión de parte de los nuevos clones que por medio de las armas buscaron la libertad para aquel planeta, obviamente influenciados por los Kaminoanos, intentaros golpear al Imperio. Pero fueron aplacados rápidamente por nuestra Legión, liderados por Boba Fett, un caza recompenzas. Jamás olvidaremos el día que asesinamos a nuestros hermanos.
Cada batalla quedará plasmada en nuestras cabezas. El momento antes de la batalla… ‘‘La calma antes de la tormenta’’, solía decir mi hermano Birk, muerto luego de la última tormenta. Los rifles E-11 en nuestras manos, y cada ‘‘Hombre de blanco’’ cayendo en medio del frenesí de la batalla.
Pocos como yo, si, pocos los que piensan, sin embargo poco importa lo que piense, soy un Stormtrooper, DX – 896 es mi nombre, y nací para esto, para servir, para pelear, para matar, y para morir… |