Mi corazón es mi cadena, mi voz, mi silencio, mi pena. Allí mis alegrías retozan. Allí se estremecen los días y aquellas noches vacías, y desgajadas, frenéticas y sedientas afloran. Mi piel es mi órgano más sensible, donde se pulen los sentimientos. Allí también pululan febriles las ilusiones. Es mi espejo de carmín donde duermen ilustres los tiempos se ahogan los recuerdos se establece el hoy, ¡bendito sea! MARÍA DEL ROSARIO ALESSANDRINI.
Texto agregado el 30-03-2011, y leído por 350 visitantes. (2 votos)