Te conocí no hace mucho, y justo es el tiempo que nos dirigió a la misma ocasión, en el mismo lugar y con el mismo dolor. De puros recuerdos volví a ser joven, a sentirme el soñador apasionado que fui alguna vez, pero después de compartir un tiempo pequeñamente infinito, me purificaste el alma, y abriste un hueco en mi corazón etiquetado con tu firma. El regalo que me diste, los sueños devueltos, ahora son condenas que me atormentan cuando no estoy a tu lado, cuando me siento desolado. ¿Qué ganas de morderme la lengua? ¿Por qué escojo fracciones de felicidad que sólo causan daño?
Malamente, escribo estas palabras, donde solo doy pie a mis fantasías, pero recuerda... soy ese tonto surrealista, persistente en sus ilusiones, soy el que día a día, confirma que eres la única persona por quién cambiaría su vida. Despiértame cuando estés lista, que si no eres tú, nadie podrá redireccionar el curso de mi dicha. |