Inicio / Cuenteros Locales / cao / Mi ligazón
Te vi de día y el fuego azul de tus contornos derritió mi mano hasta el muñón / la deshizo como a cualquier vela indecente / inclemente la fundió. / El brillo tornasol de esos ojos tuyos encendió mis ansias por doquier / esas pupilas de brasas titilantes me nublaron la sangre que circula / subyugaron a mi fe / la sacudieron. / Como dos cuervos lustrados tus ojos hicieron comunión / para asesinar el cosquilleo de este ombligo / que ahora me palpita fiero, compulsivo, tremendo / como lava ocre por debajo del edredón.
En tu caída al fondo de mi cuerpo / granizó sobre este vientre / rompió la ola en la orilla de tu piel / sacudió prepotente la roca de carne mía / un temblor por los pies, dos, y hasta tres. / Nada fue de mí antes de ver con tus ojos negros / sopló el gélido viento antes de sentir con tu piel de azúcar quemada. / Amargos sabores punzaron mi boca antes besar con tus labios de cerezas y moras. / Tuve un miedo agudo antes de cristo / de flores hediondas y marchitas / de desolaciones y humo grueso. / Luego viniste tú / como el día / como el sol / como el alba, la resurrección.
Tengo ahora contigo / después de ti / sobre tus montes y las comisuras de la piel; / la inmensidad de tus bordes / un viaje mudo al fondo del mar / una caída libre al vacío desde la corona escabrosa de tus senos / a tu regazo. / Soy desde que te vi / una luna que cuelga de tu pelo / una gota que se desliza lenta hacia tus pies / una hiemación / un corte / un aro que cuelga prendido de tu cuerpo / una aparición / un hijo tuyo / la reencarnación / tus manos, el hígado, los ojos / ese corazón / la columna vertebral y el esternón / un hilo de plata colgando de tu ombligo.
Te vi de noche / cuando recorrí los profundos ríos subterráneos / esos piques y socavones de tu frente / la espesura de tu miel / cuando anduve y me detuve / en el cobijo de tu fe. / Te quise en todos los casos / en el día y en el hambre / con puerperio y sin templanza / por opción y devoción / en dos siglos. / Tres mil veces dormí sobre tu pecho / mil doscientas te abracé / ochocientas me tuviste de cabeza / infinitas te adoré. / Hoy yo canto y grito mi demencia / por el derecho y por el revés / hoy aclamo tu existencia / hoy confieso que te amé / y te amaré.
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Texto agregado el 14-07-2004, y leído por 460
visitantes. (9 votos)
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Lectores Opinan |
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16-12-2004 |
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apasionado, profundo,y simple a la vez,tus palabras me han hecho volar.Me gusto mucho. Te sigo..Soy desde que te vi / una luna que cuelga de tu pelo / una gota que se desliza lenta hacia tus pies EtzaLuna |
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16-07-2004 |
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hay una comunión del narrador de realidades crudas y un poeta violento pero apasionado en estos versos tuyos Ric, que definitivamente poseen la virtud primaria de dejarse leer con el placer de saber que quien lo escribe, pone en ello aquellas palabras que guarda para ocasiones especiales ...muy especiales.-
piquitos luminosos gaviotapatagonica |
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15-07-2004 |
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Ou... Cao... es tan TAN.. asi .. romántico y puro.. pasión y todo eso que se escapa de mi lenguaje... Bienpor tus extremos literarios... felicitaciones... tiamatvampire |
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15-07-2004 |
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Gran texto lleno de imágenes no sólo sensuales, sino llenas. Además de pasión y deseo, tu poesía está llena de sentimiento. Eso es lo que arrolla. Un beso y un gusto leerlo. anapolar |
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15-07-2004 |
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me encanta esto que escribes, tiene mucho sentimiento y fuerza, me estoy haciendo un adepto... barrasus |
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