Advertí tu presencia igual hiciste conmigo para concluír entonces con el final de dos ausencias. Fué un tiempo de encuentro postergado hasta exasperar. Su llegada en un otoño regresó con una sonrisa. Un grito en la ciudad desierta con tu nombre en mis palabras casi tan antiguo y coloquial cual piedra que engendró el fuego.
Texto agregado el 27-03-2011, y leído por 89 visitantes. (1 voto)