el asesino que salió de una caja de galletas encontró miles de risas enlatadas insuficientes para su ego acrecentado debido a la inmensa longitud de sus apéndices varios. sin embargo le cayó una lágrima corrosiva que erosionó el tablao mientras en su conciencia el crímen seguía más vivo y fresco que el recuerdo del culo de maria lapiedra en el corazón de torrente (4 patas).
la víctima saludó al respetable con la mano oliendo a pecao y con el karma machacado sin duda fruto de su último exceso insultante provocado por su ansiedad característica rara vez atenuada por cinco orgasmos otorgados por un bote de carne de perro comprado a saldo en el supermercado caníbal. no obstante cansada de ser la madre de bambi pasó a ser en silencio el cordero que mece la cuna coja relamiendo tiernas mejillas sonrosadas, clara imágen del culo de lapiedra.
el respetable estaba cansado de ser tan respetable y tan respetado y tan poco petado y tan menos petable