Encubrimiento
(Sugonal)
Se acostumbra definirlo como la “conducta criminal que mantiene una persona la cual, aun cuando no tiene participación en un hecho delictivo de cuya comisión está perfectamente al tanto, ayuda al delincuente para que se aproveche de los efectos del delito, o desarrolle actividades de ocultamiento de los instrumentos o efectos del delito, ayudando a eludir la acción de la justicia.”
En el programa Tolerancia Cero de Chile Visión del domingo 20 de marzo de 2011 con la participación de cuatro conocidos panelistas de la televisión nacional y del invitado estelar doctor James Hamilton víctima de la abominable experiencia de abuso sexual que sufrió por parte del sacerdote diocesano Fernando Karadima Fariña, pude percatarme del enorme impacto que estaba causando su testimonio y manera de pensar. La atención y las caras de los cuatro panelistas que, al igual que yo y probablemente miles de televidentes a lo largo de todo Chile fueron mudos testigos del golpe que causaron sus palabras al dirigirse al ex cardenal Francisco Javier Errázuriz como un “criminal” cuyo proceder cae dentro del concepto de “encubridor” ya que, sabiendo que los hechos por él bien conocidos eran delitos, jamás los denunció a las autoridades correspondientes.
Los abusos sexuales han estado presentes en nuestra sociedad desde siempre. Pero cuando tienen como protagonistas a figuras de nuestra Iglesia Católica, se convierten en escándalos cuya trascendencia supera largamente los límites conocidos y hacen tambalear los pilares que mantienen el prestigio de la Iglesia, a pesar de los muchos que ha sufrido en su larga historia.
Me hace recordar algo que leí en un libro escrito por Arthur Koestler, “El Cero y el Infinito” citando a Dietrich von Nieheim, Obispo de Verden en “De Schismate libro III, en 1411 d.c. hace ya seiscientos años, y que tiene que ver con la defensa de la Iglesia cuando ésta se ve, de alguna manera, amenazada por los acontecimientos:
“Cuando la existencia de la Iglesia se ve amenazada, deja de estar sujeta a los mandamientos de la moral. Cuando la unidad es el fin, todos los medios están santificados: engaño, traición, violencia, simonía, prisión y muerte. Porque el orden es para el bien de la comunidad, y el individuo debe ser sacrificado al bien común.”
El silencio del ex Cardenal Errázuriz y lo que ello significó para que Karadima eludiese la acción de la justicia, no sólo facilitó la prescripción de los delitos sino que además permitió que un conocido sacerdote acusado de un comportamiento tan grave como el abuso sexual, siguiese en contacto con probables y eventuales víctimas.
Eso no tiene otro nombre que “encubrimiento” y es un delito penado en nuestra legislación y hace pensar que, aunque fuertes y dolorosas, las expresiones de Hamilton hacia Errázuriz tiene una plataforma real.
Es probable que el Dr. Hamilton se haya excedido en esta crucial entrevista al enjuiciar a todas las escuelas y colegios católicos de Chile por el solo hecho de ser asistidos en sus funciones formadoras entre muchos otros, por sacerdotes, religiosos y religiosas. Vendrá el tiempo en que será corregido.
El Doctor James Hamilton, hoy en día en el ojo del huracán que se aproxima por sus declaraciones, quizá sepa que la última verdad siempre ha sido la penúltima falsedad. Aquel que demuestre tener razón al final, parece ser equivocado y dañino al principio.
Pero, ¿quién demostrará que está en lo cierto? Ello sólo se sabrá después del término del proceso. En el ínter tanto, el Dr. Hamilton está obligado a actuar “a crédito” y vender su alma a Belcebú a la espera de la absolución de la historia.
El Arzobispo de Santiago, don Ricardo Ezzati, como se esperaba, ha defendido el rol del ex Cardenal Errázuriz pidiendo a la gente que concurra a prestar testimonio, en conciencia, ante la Ministra en Visita,la Jueza Jessica González, que asumiera el caso el 22 de Marzo de 2011, tras la reapertura del proceso.
Karadima ha apelado ante la Resolución vaticana dictada por la Doctrina de la Fe en Roma, el 17 de Enero próximo pasado como autor de abusos sexuales contra menores, que lo mantiene retirado a una vida de oración y penitencia en un Convento de Providencia.
|