En mi triste soledad
cuando sólo hacia el amor
con mi sombra.

Llegaste tú,
mi vejez alumbraste
confundiéndote con la luna
abriéndome al mero placer
conexión tibia, mojada
besando lo sublime
hedonismo puro
sentirme hombre de nuevo.

Palpar tus senos turgentes
oír tus suaves gemidos de placer.
¡Mentira dirán algunos!
No me importa, si finges por dinero.
¿Cuál de los dos gana más?
Yo, que envuelto en caricias inmorales
encuentro tu desnudez.

Sé que eres el encuentro escondido
para salvar mi falso status
que te busco como fiera en celo
(qué dura tan poco)
sucumbo a los pecados terrenales
¿y sabes? A veces no recuerdo tu nombre.

Busco la intimidad de la noche
en un oscuro motel me domina un impulso
que me transporta hacia tu cuerpo
y te presentas como si estuvieras
moldeada para mis manos que reconocen
tus líneas y se confabulan con mis
labios deseosos de humedecer los tuyos,
mi respiración se agita
y nuestros cuerpos ya son uno
mis dedos descifran
tu cuerpo y guían mis manos a lugares
que te estremecen
me recuesto sobre ti
deslizando la palma de mis manos
hasta encontrar tus pechos
que endurecidos me esperan
tu respiración se transforma
en delicioso sonido
que me enloquece,
de pronto tus sensuales caderas
se apoderan del espacio
moviéndose como delicadas ramas
sopladas por el viento
e incansablemente
buscan tener contacto con mi piel.

No sé cuánto durará lo nuestro
pero, mientras dure
no me importa que sea pecado.
Gracias por tu juventud
aunque sea comprada.