Cómo tocar su fibra, como entrar en ese laberinto abierto pero que se cierra ante la sombra del primer paso.

Quisiera tener la anestesia a todos sus miedos y sus recuerdos irresolutos, cubrir con amor los agujeros de su soledad y darle de mi aliento para que suspire aliviada después de eso.

No tengo todas las respuestas.

Me quedo mirándola en silencio, imaginándome como gira su universo interior, sabiéndome remoto pionero entre tanta estrella y luminosidad que no puedo alcanzar aún.

Tal vez esto sea el comienzo de un viaje, una osadía peligrosa sobre una nave que ya va con su velamen en llamas, con un timón paupérrimo a metros de las rocas.

Tal vez esto sea sólo onirismo y un bálsamo momentáneo para mi corazón y mis huesos cansados.

Tal vez ya no soy dueño de mis huesos, y mi alma se queda enredada en sus sábanas por que en el ansia de tenerla, mi espíritu se va diluyendo en sus labios con cada uno de sus besos.

La tengo sin tenerla, exiliado de sus sueños, invisible a un milímetro de sus ojos, en una balanza en donde el amor y el cariño no pesan lo mismo.

Por soñar, como hacerme imprescindible.

Por justicia, como amarla un poco menos…