Frente a su tradicional desayuno de huevos con tocino, tostadas con mantequilla y mermelada, escones, galletas con punta de chocolate y un café doble cortado, Descerebrada suspiró. Lo había preparado de memoria, falta de interés, distraída. Ahora lo miraba sin decidirse. Optó por un sorbo largo de café, donde el disfrute estuvo en la temperatura que le templó la garganta. Cerró los ojos llevó la cabeza hacia atrás. 'Cada crisis es una oportunidad' se repitió, como si pudiera darle solemnidad y más credibilidad a las palabras en su mente, añadiéndoles un efecto de eco como en una iglesia. Sonrió sin convencimiento, respiró profundo ese aire insípido que iba con ella donde fuese. Dio otro sorbó a su café y se levantó dejando intacto el resto del desayuno.
Fue hasta el espejo más cercano y se miró. No era gorda, tampoco flaca como modelo. Registró las revistas de moda llegadas con el último periódico. Buscó una mujer que le pareciera hermosa. Se dijo mentalmente "si no tiene caso comer he de ser delgadísima como esta chica". Apretó los labios y sonrió.