Esta soledad,
cuarentamil formas de sentirla en la boca del estomago,
las piernas, los dedos de manos y pies, una herida que ya no sangra.
Dejar ir porque ya no hay mas remedio,
o tal vez plantarme en la puerta de tu casa hasta obtener:
respuestas, patadas en la guata, indiferencia, una canción, tomates.
Pocas, muy pocas esperanzas y un millón de formas de arruinarlo todo.
Originalidad en el desastre, podríamos decir.
Originalidad para algo.
Temor.
De no ser nada, de dar jugo como quien dice.
Escapar al cerro, sola, para ver algo grande brotar de las orejas del mundo.
Porque al fin y al cabo que soy yo?
que mas da?
que me queda?
Quizá un regalo insignificante,
y bailar con los ojos cerrados una melodía familiar.
No hay perfumes que resistan esto,
tantas idas y vueltas.
Miles de formas de no asumir una posición definida.
Miles de formas de cagarte de miedo y escapar.
De pasar las noches en vela porque se te acabaron las pastillas,
y una cadena de cosas insanas que tarde o temprano acaban publicadas en un blog.
Al carajo con la filosofía. |