Calma la tarde se atusaba,
embrujo de las últimas nubes,
declinando al poniente el Sol.
Su nocturnidad alumbraba,
en el cansado arrullo urbano,
pariendo farolas, la ciudad.
Espasmódico e indolente,
siguiendo de Ariadna el hilo
retorno encuentra a su morada
el ceniciento acopio de rutina,
en busca del buen fin de semana.
Texto agregado el 19-03-2011, y leído por 385
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Lectores Opinan
19-03-2011
A mí me gustó muchísimo!!! Raro que aún no lo descubrieron. Un beso.***** MujerDiosa
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