Estas son las horas del desenfreno reflexivo. Son las horas del arrebato analizado. Son las horas de tomar otro camino.

Si acaso decidirse fuera fácil. Después de un ir y volver por los parajes de mi América, comenzar una carrera loca que parte en la angustia de su comienzo y un replanteo que sirve para generar tantas inseguridades como metas a lo lejos.

Y entre todo eso, una persona tratando de decidirse por lo uno o por lo otro, teniendo al alcance de la mano la muerte y la gloria pero todo lejos por el esfuerzo. Concepto ridículo y vital. Dulce y agraz. Contable e insoluto.

A dónde llegaremos lo sabe el tiempo (solo si tiene alguna intención de aportar algo en el camino). Por lo pronto, manos a la obra y a tomar fuerza no solo de lo aprendido, sino también (y sobretodo) de lo vivido y de lo compartido.

Llegan con el tiempo los aniversarios de los idos -los queridos- y también de los olvidados. Algunos injustos. Otros no tanto. El implacable atravesar de los momentos va dejando víctimas en vida y también en muerte.

Qué carajo. A trabajar, a disfrutar a estudiar y a vivir. A experimentar y a enloquecer en el intento por ser yo mismo. Más o menos frustrado. Más o menos exitoso y lleno de emociones y anhelos. También recuerdos y, al parecer, sobretodo ansiosos futuros que no vendrán sin sacrificio y por eso ahora los miramos de lejos.

Hora de decisiones pero ¿cuales? no lo sabemos. El muy maldito sabe que ésa es la debilidad del momento. Pero no importa, no le daremos en el gusto y será el gusto, el lujo personal de querer lujo, el que derribará barreras patrocinadas por la inseguridad pero socavadas por la obstinación del Coronel. Y eso no es cualquier cosa señores.

Nuevas metas, nuevos tiempos, nuevos planes y también renuncias a vidas para comenzar otras. Hasta siempre sur querido con amigos de verdad. Vienen desafíos y ante ellos coraza de acero y mente de hielo. La ley espera tanto como los compadres y estamos prestos a recibir con todos los brazos lo bueno, desechar lo malo y decidir a combatir lo que sea que proponga la traición de los tiempos y de las malas juntas. Todo se une para hacer el popurrí de los presentes.

Ir, venir, traer y llevar son consignas que en algo intentan resumir todo lo visto, lo comido y lo bailado como se dice. Por el norte y por las lluvias de un invierno veraniego que matizó momentos del alma lejos de casa para llegar repuesto del espíritu, pero sobresaltado por la urgencia de un deber perverso y abrumador que no nos tumbará porque estamos hechos de lo mejor que hay, de la mezcla de las voluntades más fuertes al punto de la tozudez infinita por lograr lo querido.

Así sea y también más temprano que tarde arriar la bandera de la odiosidad y el trayecto para convertirlo en un destino dorado y triunfante. Espectacular y rimbombante; donde canten sirenas y llueva cerveza pagada por las recompensas del alma y también del cuerpo, sufrido y malogrado, pero también y sobretodo, feliz.

Así sea.

El Coronel