Nuestro destino tiende en muchos momentos a tomar diversas direcciones y es así como logras cosas que nunca pensaste hacer; algunos dicen que es esa bocanada de aire que tanto necesitamos, que tanto anhelamos.
Se veía tan sencillo desde el exterior, un simple brinco al vacío guiado por una música tan apática para mi oído falto de educar; pero con el tiempo te enamora, te seduce, te invita a sentirla, para que así te vuelvas adicto a ella.
Tiene vocabulario, nos invita a ser libres, nos une en una canción llenando de ritmo nuestros corazones, es el medio de transporte así el lugar perfecto, a pesar de que sabemos que en un instante se tiene que acabar; es arte y es vida, es vertical y es horizontal, una ambigüedad que nos llena de vida.
Recuerdo aquel día que la sentí, las tablas de aquel lugar rechinaban, mis pies temblorosos las sentían, el miedo saludaba a mi cuerpo, mis manos sudaban frio, mi mente se volvía sin fin de lagunas donde lo aprendido disfrutaba; pero igual todo congeniaba para que sucediera lo inevitable.
El momento llego las luces enrarecieron mi visión, el miedo estaba pero no estaba, la música inicio el cambio en mi vida, que sensación de vacío tan divina, las partes de tu cuerpo se vuelven un único todo, te olvidad del exterior y por un momento, solo por un momento tu cuerpo deja de existir en la tierra, pero comienza a existir en el lugar que tú siempre has soñado.
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