Todas las noches son la noche
y toda pregunta sueña
como toda memoria hecha de sueño
toda la noche de sueños vibra

como un anaquel adormecido
de cantos -de una era abominable-
interminables como los alfabetos de los amantes,

resuenan los destellos del olvido
como grietas gigantes
de un animal herido en su ultima herrumbre

pero también están los otros rugidos
por doquier
por cada infinito -inconmensurado alguna vez-
y hay placer y hay asombro
y poemas,
-¿quien dijo que la noche
tenía un callado manto?-

y jardines y enfermos
y hay noche
y hay secretos que corren despavoridos
porque escuchan estos cantos

y hay mentiras
-que claman estos versos-
y hay silencios
que aguardan en el alfeizar
donde todos vivimos
sin saberlo.

J. U.