¿Por qué me quema el suelo al correr hacia allí donde tú estás?
¿Por qué vuelves a amanecer con los brazos estirados, rodeándome las costillas, inundando tus pupilas en mi piel, conversando con mis manos, acariciando la planta de mis pies?
Otra noche más sintiendo tu frío y mi calor,
otra noche más, espero que esta vez sepas al menos qué decir.
Texto agregado el 14-03-2011, y leído por 137
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