Cansada de sentir que todo me pasa por encima,
que soy demasiado pequeña para este techo tan alto.
Que mi casa me habita a mi,
que soy un cuerpo mas inerte que este concreto.
Cansada de recordarlo todo,
y continuar guardando ínfimos detalles como con una compulsión absurda.
Los primeros días, las primeras palabras.
La ropa, los colores.
Las fotografías con las que compongo mi imaginario rara vez son en blanco y negro.
Mi cabeza esta llena de fotografías que jamas tomare.
Todos los días que pasaron en la cocina de mi abuela,
todos los días en los que no estuve, de los que me arrepiento tanto.
Como hacerle entender ahora, a ese viejo mañoso que se quedo viudo del amor de su vida,
como a quien le cortan el brazo por negligencia medica,
que la vida continua, que no nos mande a la mierda.
Todas las estaciones del año se me pasan volando,
y aun no termino nada de lo que empecé.
Sigo aquí esperando ese milagro de pantalones rojos que jamas llegara.
Aun tengo esa imagen de pasear en el tren del Mampato.
Aun no puedo dejar de pasar mi vida por entre los dedos como un colador con hoyos demasiado grandes,
como esos donde los tallarines igual se caen al lavaplatos.