Un jardín crece dentro de una piedra.
Y yo lo cuido,
poco a poco lo riego
con tibias gotas de esperanza.
-Una gota y otra y otra
como una bella tortura refrescante-.

El jardín crece y crece.
-Verde. Sin fin. Electrizante-
Y un buen día destroza la corteza.

Alguien oye un golpe seco
allá
un crack
y de repente,
ve surgir un vergel como cascadas.
Ve el brotar, el latir, y en la maleza
cree reconocer el fulgor de algún diamante.


Yo sólo sentí el eco de una mirada.