Despierta a la carne el ave dormida
y un canto de cisnes derrocha en el sueño
que al fuego que incendia lo colma de besos
y al faro en la niebla lo abraza en silencio
mas llega la noche y se abren sus aguas
y todo su cuerpo se llena de espigas
y al roce de dedos sus ansias le crecen
y la piel ya se tersa a la suave caricia
se tornan del agua los ojos al cielo
y el mástil que eleva las velas al viento
desgarra en silencio un furtivo deseo
y un grito que ahoga la devuelve a la vida
ha sido una noche y la besó tan desnuda
que la mar tan inquieta se ha roto en mil olas
Sergio
Texto agregado el 12-03-2011, y leído por 307
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que bueno que fue arritmico y afonico, saludos. arcano20
27-04-2011
Si bien técnicamente es cierto lo que dice delfinnegro, al oído suena muy bien, en especial si se lee con una pausa (cesura) en la mitad del verso. pianitso
26-04-2011
Un estupendo soneto amigo, me encantaría tener ese modo de acomodar los versos, las palabras******** jagomez